Esta sensacional revelación fue hecha por Donald Regan, el exjefe de gabinete del presidente, quien escribió: “Era probablemente el secreto doméstico mejor guardado de la Casa Blanca de Reagan”.
El 30 de marzo de 1981, Ronald Reagan tuvo un roce con la muerte: a la entrada del Hotel Hilton de Washington, en un intento de asesinato, un hombre llamado John Hinckley Jr. disparó una ráfaga de tiros de pistola, uno de los cuales rebotó en la limusina del presidente y le pegó en el pecho.
Después de esto, Nancy Reagan contactó a Joan Quigley, una astróloga que conocía. Le preguntó si ella podría haber previsto el atentado y Quigley respondió que sí, y le mostró cartas astrológicas para respaldar su afirmación.
Desde ese momento, Nancy mantuvo un contacto habitual con Quigley para consultarla sobre la agenda del presidente. Le pedía que evaluara qué días eran propicios y cuáles no.
Pronto, la agenda presidencial se rigió por las conjunciones estelares. Si Qugley decía que un día en particular era desfavorable, los compromisos se reprogramaban. Los días eran clasificados en buenos, neutrales o mejor evitarlos.
En diciembre de 1987, cuando Ronald Reagan firmó el Tratado de Armas Nucleares de Corto y Medio Alcance con el primer ministro soviético Mijail Gorbachov, la ceremonia en la Casa Blanca tuvo lugar precisamente a las dos de la tarde porque Quingley había estudiado los horóscopos de ambos hombres y consideró que esa era la hora auspiciosa.
Cuando Donald Regan asumió el cargo de jefe de gabinete de la Casa Blanca en 1985, se sorprendió mucho al descubrir que Nancy Reagan estaba controlando los horarios según los consejos de una “amiga” cuyo nombre no mencionaba.
Pero no pudo hacer demasiado al respecto, y al final fue Nancy quien ganó la partida. Según Donald Regan, ella maquinó su renuncia dos años más tarde.
El catalizador para que el funcionario fuera apartado fue el horario de una conferencia de prensa sobre el escándalo de venta de armas conocido como Irán-Contra. Para Regan, la fecha de esta conferencia era crucial, pero las lecturas astrológicas le impidieron fijarla de acuerdo con su propio juicio político. Regan no pudo controlar su frustración, y el presidente le dejó en claro que debía renunciar.
Publicó sus revelaciones en 1988, un año antes de que terminara el periodo presidencial de Ronald Reagan. Desde ese momento, se dejó de consultar a Quigley.
El presidente Reagan insistió en que la astrología nunca había afectado su política, pero Nancy tuvo que dar explicaciones. Alegó que era una forma de mitigar su preocupación cada vez que su esposo salía y enfrentaba al público.
Y sugirió que la astrología fue eficaz, ya que después de todo, no hubo nuevos intentos de asesinato.
¿Crees que esto fue real?
Extracto del libro ‘Grandes secretos de la historia. Apasionantes historias de verdades y mentiras, engaños y descubrimientos’ editado por Selecciones Reader’s Digest.
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