Conoce un poco más sobre la anestesia y sus “guardianes”.
Cuando Elda Mariela Romero Berber explica que funge coo ‘guardiana’ durante una intervención quirúrgica no exagera. Esta mujer, en su papel de anestesióloga, es la encargada de preservar la vida del paciente mientras permanece en el quirófano.
El estado que alcanza el cuerpo humano durante la anestesia general es muy cercano a la muerte, por eso hasta se requiere un ventilador mecánico que supla la función de la respiración, así que la participación de este especialista antes y durante la intervención es crucial.
A pesar de la importancia de este especialista, la mayoría de los pacientes tiene un acercamiento con el anestesiólogo solo unos cuantos minutos antes de la intervención quirúrgica.
“Los anestesiólogos hablamos largamente con el cirujano días previos a la operación, pero lo ideal sería que también hubiera una consulta previa entre el anestesiólogo y el paciente para conocer más detalles” comenta la doctora Romero Berber, quien cuenta con una maestría en Administración de Hospitales y Salud Pública.
“Hay que evaluar las características de cada paciente para saber qué anestesia conviene más en el proceso que se va a realizar” precisa y pone como ejemplo un embarazo. “A una embarazada no le pasamos medicamento que duerma al bebé porque no conviene que el bebé viva esos momentos críticos adormilado, lo necesitamos despierto, por eso se usa la raquea o bloqueo, que solo insensibiliza a la madre”.
La comunicación con el anestesiólogo en el quirófano es vital. “Hay que tener una comunicación muy estrecha con el pediatra y con el ginecólogo para que saquen al bebé lo más rápido posible y se atienda al bebé dependiendo de los medicamentos que el anestesiólogo usó”.
Aunque por lo general en México no hay una consulta previa entre el anestesiólogo y el paciente, poco a poco se han ido dando estos acercamientos tanto en el ámbito público como en el privado. “Cuando el paciente está grave y es una operación delicada sí vemos al paciente días antes para explicarle la situación”.
La anestesia es una especialidad muy joven, pero ha tenido avances impresionantes. “Hace 170 años se dieron cuenta que el éter quitaba la conciencia y se podían hacer procedimientos sin dolor, a partir de ahí viene una cascada de innovaciones”.
Elda recuerda que al principio la anestesia era muy insegura. “No existía control sobre los medicamentos que se usaban, además los gases eran explosivos, así que llegaron a explotar quirófanos”. Pero ahora todo es diferente.
“Los índices de seguridad son altísimos y ya existen máquinas de cuarta, quinta y hasta sexta generación que permiten la óptima medición de gases, además de que ya se usan medicamentos 120 veces más potentes que la morfina” dice.
Ante estos avances, una muerte asociada a la anestesia es prácticamente imposible. “El porcentaje es de 0.09 por ciento, aunque puede haber una complicación, pero es muy raro, no es un riesgo sustancial, pues ahora usamos ventiladores mecánicos que ayudan a que el paciente respira como si estuviera despierto”.
Los medicamentos usados en la actualidad no solo dejan sin sensibilidad al paciente, quitan ansiedad, resistencia muscular y lo regulan. “Se han logrado avances inimaginables; ahora todo es muy seguro si se usa el equipo adecuado”.
Aunque son pocas las consecuencias, existen estudios que asocian el uso de anestesia general en pacientes de la tercera edad con delirios, pero se habla de casos en los que la sedación fue muy prolongada (más de 4 horas) y el paciente tenía registros previos de demencia.
“Aún se está evaluando esa información en el posquirúrgico a cinco años, pero en teoría no debe haber ninguna alteración” explica Elda Mariela Romero Berber.
En cuanto a los menores de edad, explica que no existen problemas con la anestesia, y que para una mejor aplicación de sedación infantil existen especialistas. “Hay una especialidad llamada anestesia pediátrica, que se realiza en dos años, y es necesaria porque los niños se comportan diferente y tienen una anatomía diferente, pero no existe ningún estudio que sugiera que algún niño haya tenido un problema aunque se haya sometido a varias cirugías” dice esta maestra en Administración de Hospitales.
En la actualidad los medicamentos que se usan para la anestesia son hipoalergénicos. Antes sí existía un medicamento que entre sus ingredientes tenía embrión de pollo, así que las personas alérgicas al huevo no podían usarlo porque se corría el riesgo de una reacción cruzada.
Y también existían personas que reaccionaban de mala manera a un gas llamado halotano, pero era fácil identificar a las personas con esa condición porque es heredada. Actualmente ese gas está descontinuado.
Lo que comúnmente se conoce como raquea hace alusión a la anestesia regional. Existen dos variantes: El bloqueo epidural y la anestesia subaracnoidea.
El bloqueo epidural —muy usado en las embarazadas— se realiza con una aguja muy gruesa, y se deja una manguerita o catéter para pasar medicamentos en caso de ser necesario. Ese bloqueo dura 24 horas.
El problema con esa modalidad es que prácticamente se realiza a ciegas, y el sobrepeso de las embarazadas dificulta la tarea. “Si al momento de entrar la aguja lastima el periostio —que es la membrana exterior del hueso que sirve para su nutrición y regeneración— hay dolor fuerte, el cual posteriormente se agrava con el frío o con ciertos movimientos.
“Ese procedimiento está muy relacionado con la cooperación de la paciente y con la habilidad del anestesiólogo”.
Para la anestesia subaracnoidea se utiliza una aguja del grueso de dos cabellos, la cual penetra en el espacio subaracnoidea, es decir, se mezcla con el líquido cefalorraquídeo. Ese tipo de anestesia es más intenso y rápido pero más limitado en tiempo.
Con ese tipo de agujas es más raro que se presente dolor en la espalda, aunque sí puede presentarse el síndrome de cefalea pos punción. “Al penetrar el espacio subaracnoideo sacas dos gotas de líquido cefalorraquídeo, el líquido en donde está flotando el cerebro, pero sin esas dos gotas el cerebro se siente mal y puede haber dolor de cabeza intenso, el cual aumenta con la luz”.
Para paliar ese dolor, la anestesióloga recomienda a los pacientes acostarse en plano, sin almohada de por medio así como la ingesta de líquidos altos en cafeína como café y refresco de cola. O cafeína vía oral. “El dolor desaparece como por arte de magia, y la molestia se va en cuanto se produce más líquido”.
Pues ahora ya sabes qué esperar del anestesiólogo así como del estado en el que entrarás cuando vayas a cirugía. “Un estado anestésico es entre dormido y muerto porque lo que hace el anestesiólogo es desconectar el sistema a tal grado que ya no es capaz ni de respirar; no es me duermo y listo, es irnos muy profundo y regresarlos de ahí sin complicaciones” precisa la doctora.
Por eso cuando un anestesiólogo ofrece anestesia regional es para proteger pulmones, corazón y los otros sistemas que se tienen que apagar si la anestesia fuera general.
Así que ya lo sabes, lo mejor es una visita previa a la cirugía con el anestesiólogo, el cual aclarará todas tus dudas, lo que te hará sentir más seguro.
“Lo más importante es que el paciente vaya tranquilo, pues no es solo el cuerpo, el estado de la conciencia es primordial, establecer esa mística con el paciente, que sepa que nunca lo voy a dejar solo, que voy a guardar su vida mientras lo operan, que soy su guardián mientras el cirujano hace su trabajo” finaliza.
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