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El complicado camino de la adopción en México

Cuando a los niños y niñas se les pregunta qué quieren ser cuando crezcan responden astronauta, policía, veterinaria, ingeniero o pintora, pero cuando le hicieron la misma pregunta a un niño de cuatro años que vivía en una de las tantas casas cuna del país respondió con firmeza: Hijo, quiero ser hijo. Esa breve pero conmovedora historia marca el inicio de Adopción, una ventana abierta, un libro que tiene el objetivo de ofrecer “una visión realista, desafortunada y preocupante que no parece cambiar“ de la adopción en México.

La gente que desea adoptar se enfrenta a trámites interminables por diversas razones, entre las que destacan la insistencia de las autoridades en buscar a la familia de origen, la tardanza en las evaluaciones de la salud física y mental de los aspirantes así como las particularidades de los trámites, que son diferentes en cada estado de la República.

La adopción es un proceso desgastante al que se enfrentan parejas o solteros con poco apoyo de sus familiares y con el rechazo y la indiferencia de una sociedad que estigmatiza a quienes la autora del libro, Aurora González Celis, llama los hijos del corazón, pues el proceso de llegada a la familia será diferente, pero igual de intenso que el biológico.

“En vez de contracciones hay trámites, en lugar de controlar la respiración es necesario alentar la paciencia, pero te abres igual a la vida” escribe González Celis, quien también es directora de Mejores Familias, una asociación civil no lucrativa que asesora a quienes desean adoptar. Y quién mejor que ella que ya vivió ese calvario.

Aunque en México alrededor de 30 menores esperan ser adoptados, solo unos cuantos logran el objetivo, lamenta Aurora González.

Esperas interminables

Los padres adoptivos no esperan nueve meses, aguardan años. Luis Javier Flores Flores tiene cuatro años y medio esperando que la ley le permita cuidar y amar a un chico que tiene años institucionalizado. ¿Alguien puede decir que esa paternidad no es deseada y responsable?

Uno de los más graves problemas de la adopción en el país es la larga espera. “Los trámites son lentísimos porque existe el afán de buscar a la familia de origen” explica la autora a Selecciones.

El documento los calificaba como idóneos para adoptar, y a pesar de que era un papel expedido por personal certificado por las autoridades, los juzgados de lo familiar lo rechazaron.

Entre más años, más daños

La larga espera no sólo afecta a quienes desean ser padres y madres, sino que afecta gravemente a los menores, quienes tienen un desarrollo por debajo del promedio, una reducción en el coeficiente intelectual, en el rendimiento y en la actividad eléctrica del cerebro, explica Aurora. Además carecen de sentido de pertenencia, tienen problemas de apego e inseguridades, situaciones que no siempre son superadas en la etapa adulta.

Las dificultades de las evaluaciones son otra piedra en el zapato. En el capítulo de Trámites tardíos, Aurora González narra cómo Luisa y Miguel obtuvieron tras más de medio año de espera el documento que los calificaba como idóneos para adoptar, y a pesar de que era un papel expedido por personal certificado por las autoridades, los juzgados de lo familiar lo rechazaron y ordenaron la realización de una nueva evaluación.

Además de contradicciones de este tipo, está el asunto de la certificación de los profesionales que evalúan a quienes desean adoptar, que también se caracteriza por su lentitud.

La implementación a finales del 2015 del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINA) constituye un importante paso para destrabar algunos nudos en la cadena de adopciones, pero aún falta más. Ricardo Bucio, secretario ejecutivo de SIPINA, sabe que solo una Ley General de Adopciones aflojará la maraña burocrática que interfiere en este proceso.

Bucio destacó que hace unas semanas se formó una Comisión de Protección Especial, la cual alberga a un grupo que analizará el tema de la adopción para definir qué cambios se deben hacer en los procesos de adopción. “El marco legal que existe en cada entidad federativa sigue siendo desigual y discriminatorio pues depende de lo establecido en el Código Civil de cada estado”.

Indiferencia y poca empatía hacia las adopciones

En México, en general, hay poco interés en el tema y poca empatía hacia quienes adoptan. “Es vital sensibilizar a la sociedad para que los niños adoptados crezcan libres de etiquetas” pide Elva Leonor Cárdenas, directora general de Protección y Atención a Niñas, Niños y Adolescentes del Sistema Nacional para el Desarrollo de la Familia.

Todos son hijos, los biológicos y los adoptivos, así que no se deben hacer diferencias. De algún modo todo el tiempo estamos adoptando, adoptamos a nuestra ciudad, a una nuestra pareja, a los amigos. Los niños biológicos también son desconocidos y hay que aprender a amarlos cada día. Dicen que la sangre llama pero hay familias en donde todos se odian; hay que quitar etiquetas, ser más abiertos, los niños adoptados llegan de otra manera pero son igualmente esperados, a veces con más amor que los biológicos”.

Además, puntualizó la funcionaria, pocos padres biológicos se preparan para ese papel, a diferencia de los adoptivos. En www.mejoresfamilias.com.mx orientan y asesoran a quienes desean adoptar y también trabajan de manera incansable en la difusión de una adecuada cultura de la adopción en México.

Y es que hay tanto por hacer al respecto. La posibilidad de una Ley General de Adopción se toparía con la renuencia de quienes creen que los niños no tienen derechos, explica Ricardo Bucio.

Según la Encuesta Nacional sobre Discriminación, en Monterrey y su zona metropolitana el 8 por ciento de la gente cree que los niños no tienen derechos hasta los 18 años; a nivel nacional esa cifra desciende hasta el 4.5 por ciento, mientras que el 70 por ciento de los mexicanos cree que los niños tienen los derechos que los padres les quieran dar. Esta percepción cultural, más un marco legal desigual, impiden la salvaguarda total de los derechos de los infantes” agregó el funcionario.

El SIPINA es un gran logro para México pero llega tarde. “En Brasil ya tiene 25 años” cuenta Ricardo Bucio. Elva Leonor recordó que apenas en la década de los 80 en México los hijos biológicos tenían acta de nacimiento mientras que a los adoptados les expedían acta de adopción, así que se les negaban ciertos derechos con respecto a sus hermanos y además los estigmatizaban.

Además de a la población, hay que sensibilizar a las autoridades judiciales, quienes ven a los niños como un expediente más. “Algunos jueces no son capaces de dimensionar cómo es la vida de los niños en los centros, olvidan que los chicos crecen y ya nadie los quiere adoptar, y aunque en las casas son cuidados, la atención de un trabajador jamás podrá sustituir el cariño de una familia”, alerta Elva Leonor Cárdenas.

La funcionaria del DIF, una incansable luchadora del tema de la adopción, recordó el caso de Brisa, una chica muy destacada en calificaciones y que encabezaba un equipo de Polo que en aquel entonces era campeón nacional. “Un día me llaman porque Brisa no paraba de llorar, tenía un ataque; fui a verla y le pregunté qué le sucedía, si le había pasado algo, si tenía alguna carencia, pero el llanto le impedía hablar. Cuando se tranquilizó sólo respondió que le hacía falta una madre. No pude contestar nada”.

Pero también hay historias esperanzadoras, de gran calidad humana, como la de Ángel, quien tuvo la fortuna de llegar a un amoroso hogar en el que su discapacidad no cuenta. O la de una niña que fue adoptada aunque no tenía brazos ni piernas y ahora vive feliz con sus prótesis en Estados Unidos, tiene una carrera universitaria y está casada.

Ambos casos son un milagro, pues pocas personas aceptan a niños con discapacidades. Y en ocasiones no sólo los quieren sanos, sino con ciertas características físicas. “Una vez leí una solicitud donde pedían que el niño debía tener nariz respingada, cabello claro y rizado, yo le respondí a los solicitantes que no surtíamos pedidos. En otra ocasión una mujer frenó la adopción porque la niña se estaba poniendo fea” recuerda la directora general de Protección y Atención a Niñas, Niños y Adolescentes del DIF.

“Adopción, una manera de construir”

Hay “hombres y mujeres que logran parir pese a los caprichos de su cuerpo, niños y niñas que se sienten bendecidos cuando desde el primer momento saben que son hijas e hijos paridos con puro corazón” escribe Aurora González Celis, quien define a la adopción como una actitud de vida basada en la aceptación de la realidad y el fortalecimiento que ofrece la capacitación para la cultura de la adopción.

Quienes deseen el libro Adopción, una ventana abierta, pueden comunicarse con Raquel Martínez Saucedo al teléfono móvil 5530686783 o escribirle a raquelmn249@gmail.com

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