La negativa de familiares frena donación de órganos
Aunque mucha gente está dispuesta a donar sus órganos, como muestra del mayor acto de amor entre humanos, sus familiares impiden este gran gesto.
La negativa de familiares de pacientes fallecidos a donar sus órganos es uno de los principales impedimentos para que esta práctica prolifere en México, donde solo una tercera parte de quienes esperaban ese beneficio en 2019 pudieron alcanzarlo, señaló el doctor Guillermo Martínez Delgado, investigador de la Universidad de Monterrey.
El especialista sostuvo que para atender la demanda en la materia en el país se requieren 20 donaciones por cada millón de habitantes. En el 2012 había una tasa nacional de donaciones de 3.7 por cada millón de habitantes, mientras que en 2017 la tasa aumentó a 4.5 por cada millón de habitantes.
La donación de órganos en México mejora. No sólo en cuanto al número de donaciones y trasplantes que se realizan, también sobre la percepción de este acto. Anteriormente, de cada 10 mexicanos, 7 estaban en contra de la donación. En la actualidad la percepción se ha revertido: 7 de cada 10 connacionales están a favor de la donación.
Sin embargo, aún se necesita fomentar y propiciar una cultura de la donación, ya que no existen suficientes órganos para atender la gran demanda de habitantes que necesitan un órgano para trasplante.
Uno de los principales obstáculos es la desaprobación de los parientes a dicho procedimiento. Algunas de las razones para la negativa son de índole religiosa, jurídica, cultural, ética e incluso prejuicios y desinformación.
Con la pandemia del Covid-19, las posibilidades de llevar a cabo trasplantes se vinieron abajo, pues “al dar prioridad a la enfermedad causada por el virus SARS CoV-2 la mayoría se canceló hasta nuevo aviso”, aunque con un plan de reactivación en julio de 2020 se intentó un equilibrio entre ambas.
Antes de la emergencia sanitaria se encontraban en lista de espera 22 mil 602 personas, pero sólo siete mil 70 lograron la meta, es decir, al año uno de cada tres que necesita una intervención hepática, renal, cardiaca o de córnea cumple su objetivo.
En 2020 se canceló gran parte de las operaciones y todavía no hay un reporte oficial, mientras que 23 mil 390 sujetos están aguardando su turno.
En 2019, sumaban 16 mil 814 mexicanos que demandaban trasplante renal, de los cuales se realizaron dos mil 956 –uno de cada seis– luego de un tiempo de espera de 38 meses y en 2020 la cifra ascendió a 17 mil 418.
En el caso de córnea había cinco mil 424 y los trasplantados fueron tres mil 829, en un plazo de ocho meses; en 2020 el número se elevó a cinco mil 570. En cuanto a hígado, había 290 pacientes y se llevaron a cabo 218 después de 5.5 meses y el año pasado se reportaron 317.
Los trasplantes cardiacos fueron solicitados por 38 personas y 32 las intervenciones efectuadas, luego de aguardar tres meses y en 2020 se incrementó a 48 sujetos.
Respecto del páncreas, en 2019 la lista era de cinco enfermos y se operaron dos; en relación con el pulmón se practicó en uno de cada tres.
El Centro Nacional de Trasplantes podrá volver a funcionar como lo hacía solo hasta que todos los estados del país se encuentren en el color verde del Semáforo Epidemiológico; en el naranja serán aceptados pacientes de donadores fallecidos, y en el amarillo de dadores vivos.
En México hay miles de personas con enfermedades crónicas que se encuentran inscritos en el Registro Nacional de Trasplantes, en espera de un órgano o tejido. Mismos que solo pueden obtenerse mediante una donación.
En la Ley General de Salud se contempla que todos los mexicanos son donadores de órganos o tejidos (consentimiento tácito). Si una persona decide dar vida después de la muerte y convertirse en un donador, lo más importante es que su familia lo sepa para que cuando la persona fallezca les sea más fácil autorizar la donación.
Otra forma es mediante la firma de tarjeta de donador voluntario, o el consentimiento expreso que emite el Centro Nacional de Trasplantes; sin embargo aun teniendo estos documentos la familia es la que tiene la última palabra para la autorización de la donación, por lo que es sumamente importante que estén enterados y respeten la decisión del fallecido de convertirse en donador.