Mientras gran parte de América Latina registra disminuciones severas en sus poblaciones de jaguar debido a la pérdida de hábitat y la cacería, México muestra un escenario distinto. El Censo Nacional del Jaguar 2024 estima 5,326 individuos, un aumento cercano al 10% respecto a los registros de 2010.
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Este crecimiento ocurre en un contexto global de crisis de biodiversidad y se explica por tres factores clave:
- Monitoreo científico continuo, único en América.
- Tecnología satelital aplicada a la conservación.
- Protección y restauración de ecosistemas estratégicos como la Selva Maya.
Censos con datos precisos: la clave detrás de las decisiones ambientales
México es el único país que realiza un censo nacional y periódico del jaguar. Gracias a ello, las acciones de conservación se basan en datos verificables y no en estimaciones aisladas.
El jaguar ha desaparecido ya de países como Uruguay y El Salvador. Que México mantenga y aumente su población es significativo: indica que todavía existen áreas con las condiciones ecológicas necesarias para sostener a un gran depredador.
GPS y cámaras trampa: así se sigue el rastro del jaguar
En los primeros estudios, los collares de radio telemetría solo generaban unas cuantas ubicaciones al año. Hoy, los collares GPS satelitales pueden registrar miles de puntos por individuo, algunos cada cinco minutos. Esa resolución permite:
- Identificar rutas de movilidad
- Detectar zonas de cacería y descanso
- Medir la interacción con áreas agrícolas o urbanas
- Diseñar corredores biológicos
- Evaluar riesgos por carreteras o infraestructura
Las cámaras trampa también han evolucionado: ahora graban video en alta resolución, lo que permite conocer patrones sociales, comportamiento reproductivo y estado físico de cada ejemplar.
Esta información es indispensable para proponer áreas protegidas, regular actividades humanas y reducir conflictos entre grandes felinos y comunidades.
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Calakmul: el corazón del territorio del jaguar en el norte de América
La Reserva de la Biosfera de Calakmul, junto con su ampliación reciente, comprende 1.5 millones de hectáreas de selva tropical continua. Es el segundo bloque de selva más grande del continente, solo detrás de la Amazonía.
En este ecosistema conviven:
- 60,000 especies
- 94 mamíferos
- Más de 160 especies en riesgo
Aquí, el jaguar encuentra uno de sus últimos refugios debido a la baja fragmentación del paisaje. Su recuperación en esta región sugiere que la selva aún mantiene:
- Presa suficiente
- Cobertura forestal adecuada
- Conectividad entre territorios
Sin embargo, Calakmul enfrenta amenazas constantes: incendios provocados, deforestación y presión urbana. Los avances del jaguar no son garantía futura; dependen de mantener la integridad del ecosistema.
Comunidades y ciencia: la alianza que sostiene al jaguar
El éxito de conservación no depende solo de investigadores. En muchas zonas, ejidos y comunidades participan activamente mediante:
- Manejo forestal sustentable
- Proyectos de ecoturismo
- Pago por servicios ambientales
- Monitoreo comunitario con cámaras trampa
Este modelo, impulsado por especialistas como el Dr. Gerardo Ceballos y por la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar, ha demostrado que la protección del territorio puede generar beneficios económicos locales. Cuando el cuidado del jaguar resulta útil para quienes viven en la selva, la conservación se vuelve sostenible.
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Un avance alentador en tiempos críticos
El repunte del jaguar en México es más que una buena noticia ambiental. Representa un caso concreto de cómo la combinación de:
- datos científicos,
- tecnología,
- ecosistemas funcionales
- y participación local
puede revertir el declive de una especie emblemática.
En un momento donde muchas poblaciones silvestres enfrentan riesgo de desaparición, la recuperación del jaguar invita a hacerse una pregunta necesaria:
¿Qué otras especies podrían recuperarse si se replicara esta estrategia basada en ciencia y protección del territorio?
