Uno de los motivos es porque desde hace mucho los médicos han considerado el dolor como un síntoma, no una enfermedad. Y, con esa actitud, el enfoque natural consiste en concentrarse en el diagnóstico y el tratamiento de la causa subyacente: si ésa se resuelve, el malestar debe desaparecer, así como la tos debe acabarse cuando se elimina el virus de la influenza.
No obstante, hoy sabemos que ésa es una manera equivocada de ver las cosas. Las causas del dolor crónico a menudo no se curan fácilmente, y con frecuencia ni siquiera se pueden identificar.
Como resultado, los médicos en la actualidad tratan el dolor crónico cada vez más como un afección por derecho propio.
Con todo, no culpes a los médicos por no tomar el dolor en serio. Las mujeres solemos callar el dolor crónico, y elegimos enfrentarnos a él en silencio en lugar de buscar ayuda profesional.
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