La risa, remedio infalible: Un ministro se despierta un domingo…
Un ministro se despierta un domingo por la mañana decidido a jugar golf, así que le dice al sacristán que se siente enfermo y lo convence...
Un ministro se despierta un domingo por la mañana decidido a jugar golf, así que le dice al sacristán que se siente enfermo y lo convence de que se encargue del servicio religioso.
En cuanto el sacristán sale de su habitación, el ministro se dirige a un campo de golf que está a unos 80 kilómetros de distancia, para evitar toparse con alguno de sus feligreses. Cuando está a punto de dar el primer golpe, se da cuenta de que no hay una sola alma en el campo. Después de todo, es domingo por la mañana y la mayoría de la gente se encuentra en la iglesia.
Entonces, San Pedro se inclina hacia Dios mientras mira al ministro desde el cielo y le pregunta:
—No vas a dejar que se salga con la suya, ¿verdad?
El Señor suspira y dice:
—No, supongo que no.
El reverendo golpea la pelota, que pega directamente en el palo del banderín y cae a un lado; luego, rueda y entra en el agujero. ¡Es un hoyo en uno desde casi 350 metros!
San Pedro está perplejo. Voltea a ver al Señor y exclama:
—¡¿Por qué lo dejaste hacer eso?!
—No te preocupes, ¿a quién se lo va a contar? —contesta Él.
Enviado por Grahame Jones, Reino Unido
Un día, en el salón de clases, la maestra les dice a sus alumnos de primaria:
—A ver, niños, vamos a hacer un poco de ejercicio. Acuéstense boca arriba en el piso, levanten las piernas y muévanlas como si estuvieran pedaleando una bicicleta.
Los alumnos se recuestan en el piso y empiezan a mover las piernas como si montaran una bicicleta. El único que permanece completamente inmóvil es Pepito.
Al darse cuenta de esto, la maestra le pregunta:
—Pepito, ¿por qué no estás moviendo las piernas?
—¡Es que voy de bajada! —responde el niño.
Enviado por Yerem Zagaste, México
Cosas que me enseñó mi mamá