La risa, remedio infalible: Juan, un pintor de casas, entra a un bar

Juan, un pintor de casas, entra cojeando al bar lleno de moretones, cortes y rasguños ensangrentados.

—¿Qué te pasó, Juan? —le pregunta el dueño, extrañado.

—Me caí de una escalera de 15 metros —contesta el pintor.

—¡Vaya suerte! Una caída desde esa altura podría haber sido fatal.

—No lo creo —responde Juan—, estaba en el primer peldaño.

Un vaquero devoto pierde su Biblia favorita mientras trabaja en el rancho. La busca por todas partes, sin éxito. Más tarde, ese mismo día, llega hasta su casa un caballo con el libro sagrado en la boca y lo deja caer frente al vaquero, quien no da crédito a lo que ve. Entonces voltea hacia el cielo, levanta los brazos y exclama:

—¡Alabado sea el Señor! ¡Esto es un verdadero milagro! —En realidad, no —contesta el caballo—. Su nombre y dirección están escritos en la contraportada.

Enviado por Terry Sangster, Estados Unidos

Un día, Dios le dice a Adán:

—Quiero que hagas algo por mí.

—Con mucho gusto, Señor. ¿De qué se trata?

—Viaja hacia ese valle.

—¿Qué es un valle? —inquiere Adán.

Tras explicarle el significado de la palabra, Dios añade:

—Cruza el río.

—¿Qué es un río?

El Creador lo aclara, y luego dice:

—Sube la colina.

—¿Qué es una colina?

Dios da la explicación pertinente y agrega:

—Del otro lado de la colina encontrarás una cueva.

—¿Qué es una cueva?

Una vez más, el Todopoderoso contesta la pregunta de Adán.

—En la cueva encontrarás a una mujer —indica.

—¿Qué es una mujer?

Dios lo esclarece.

—Quiero que te reproduzcas —le ordena a Adán.

Este pregunta:

—¿Cómo lo hago?

—¡No puede ser! —exclama el Creador, pero responde.

Entonces, Adán baja al valle, cruza el río, sube la colina, entra en la cueva y encuentra a la mujer. Aproximadamente cinco minutos después vuelve a donde está el Señor, quien pregunta, desesperado:

—¿Ahora qué?

—¿Qué es un dolor de cabeza? —dice Adán.

Enviado por Bill Boyle, Reino Unido