La lactancia materna es más que una elección personal; es una cuestión de justicia social y equidad desde los primeros momentos de vida.
La Organización Mundial de la Salud recomienda el inicio de la lactancia materna en la primera hora tras el nacimiento y mantenerla de manera exclusiva durante los primeros 6 meses. A partir del sexto mes se complementa con alimentos adecuados y podría prolongarse hasta al menos los 2 años si madre y bebé lo desean.
Sin embargo, en México solo el 34.2% de los bebés recibe lactancia materna exclusiva, lejos de la meta del 70% marcada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Las metas de Desarrollo Sostenible 2030 buscan que el 70% de los recién nacidos reciba lactancia materna exclusiva, en México los datos están muy lejos: solo el 34.2%, es decir, 3 de cada 10 bebés la reciben.
Con esto en mente, hace unos días se llevó a cabo el 9º Foro Nacional de Lactancia Materna 2024, donde se subrayó la importancia de esfuerzos conjuntos para que todas las mujeres embarazadas, madres lactantes y sus familias ejerzan su derecho a la lactancia.
Nadia Cerecer recuerda que el sistema de salud gubernamental le dio un trato deshumanizado cuando se acercó a ellos tras su parto. En lugar de apoyo y empatía para acercarla a la lactancia, el personal de salud enseguida le sugirió el uso de Fórmula Comercial Infantil (FCI) para alimentar a su bebé.
Y no solo se enfrentó a esa situación. “Tuve lesiones en los pezones y cuando trabajé el niño rechazó el banco de leche, así que tomaba mis reuniones con el bebé al pecho para no renunciar a la lactancia”, cuenta.
Esta trabajadora sin prestaciones laborales tuvo la posibilidad de contratar a una doula (una profesional que brinda apoyo físico, emocional e informativo a la mujer antes, durante y después del parto), quien la acompañó en el camino. Sin ese apoyo, quizá Nadia habría abandonado la lactancia.
Karla Nájera, a diferencia de Nadia, sí tuvo licencia de maternidad y sus jefes directos fueron flexibles con los acuerdos para que pudiera amamantar a su hijo, pero recuerda que el espacio destinado para esa actividad tenía otros usos. “La sala era utilizada para varios fines laborales, así que tenía que apresurarme”.
Tula Bernal es doula. A su bebé de mes y medio le ofrece lactancia mixta, es decir, pecho y Fórmula Comercial Infantil. Tula dice que su bebé tomó FCI desde que nació, pues en el hospital se la ofrecieron. “Me dejé influenciar por los comerciales sobre las fórmulas, pensé que su uso era algo normal. A mi bebé le llevaban un biberón cada tres y me decían que si no me salía leche y el bebé no comía se le bajaba la glucosa”. Tula trabaja para que cada día tome menos fórmula, cosa que está logrando.
Jennifer Copado tiene un bebé de tres meses. Como nació con un problema de salud le fue imposible amamantarlo hasta el séptimo día. Esos días, el personal de salud solo le indicó que no dejara de estimularse los pechos. La lactancia fue difícil, así que contrató a alguien que le enseñara a amamantar al bebé con pezoneras, sonda e incluso cuchara. “Como mamás primerizas la información no es suficiente, lo que sí es muy útil tiene que pagarse”, dice.
En México solo 49.2 por ciento de los recién nacidos recibe leche materna en su primera hora de vida.
Aunque el personal médico es clave para aumentar los índices de lactancia materna en el país, estos testimonios dejan ver que su papel no está a la altura de lo que requieren las madres lactantes. Tienen la tarea de ser los principales promotores de la lactancia materna y exclusiva hasta los dos años, como recomienda la Organización Mundial de la Salud, pero en ocasiones no solo no ayudan, incluso entorpecen esta práctica.
La lactancia materna es un derecho garantizado en la Constitución en el artículo 123 desde 1974, es decir, hace 50 años.
La lactancia materna es un asunto de justicia social. Una adecuada salud y nutrición en niños, niñas, mujeres embarazadas y mujeres en etapa de lactancia puede salvar millones de vidas al año.
De igual manera, contribuye a la equidad desde el inicio de la vida. Por esta razón, se deben de hacer esfuerzos para garantizar que todas las mujeres embarazadas, madres y familias tengan acceso al apoyo adecuado y oportunidades para ejercer su derecho a decidir el tipo de alimentación que darán a sus hijas e hijos.
“La leche materna es como la continuación del sistema inmunológico fuera del útero, brindando al bebé su primera vacuna contra enfermedades”, explica Anabelle Bonvecchio Arenas, directora de Investigación en Políticas y Programas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
Durante el foro también se presentó el Índice País Amigo de la Lactancia Materna (BBF, por sus siglas en inglés), herramienta aplicada en diversos países para evaluar y fortalecer políticas y programas en este ámbito.
México, pionero en implementarlo cuatro veces, obtuvo en 2023 un puntaje global de 1.4 sobre 3, reflejando la necesidad de mejoras en áreas como promoción, monitoreo y financiamiento.
El Índice País Amigo de la Lactancia de México (BBF, por sus siglas en inglés) es el resultado de un esfuerzo colaborativo de un grupo de expertos en áreas clave como salud y nutrición materno-infantil, políticas públicas, salud pública, legislación y teorías de cambio de comportamiento.
Este grupo reúne a un equipo multidisciplinario y multisectorial que incluye la participación de instancias gubernamentales, organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y la academia.
Proteger la lactancia en el trabajo informal, ampliar la licencia de maternidad en el trabajo formal y evitar la publicidad agresiva y engañosa de las fórmulas comerciales infantiles son parte de las recomendaciones.
“Las mujeres deben ser protegidas de la mercadotecnia voraz de las fórmulas. En Vietnam, por ejemplo, existe un sistema con Inteligencia Artificial que detecta las violaciones al reglamento y entrega un informe a la autoridad para que ejerza las acciones legales correspondientes”, explicó Aranzazu Alonso, directora ejecutiva y coordinadora general de Pacto por la Primera Infancia.
En México, el 27.2% de los niños fue alimentado con FCI, seguido por el agua simple (5.5%) y tés o infusiones (4.4%), lo que evidencia las prácticas inadecuadas de lactancia materna.
El colectivo Pacto por la Primera Infancia considera que el alto consumo de fórmula infantil comercial sigue siendo el principal obstáculo para alcanzar los estándares internacionales establecidos en materia de prácticas de lactancia materna.
El foro cerró con un llamado urgente a fortalecer las políticas públicas que apoyen y protejan la lactancia materna, con recomendaciones claras para crear un entorno más favorable para las madres y sus hijos.
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