Las Chelemeras: Mujeres mexicanas que restauran manglares, guardianas del clima
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Desde hace más de una década, un grupo de mujeres en Chelem, México, se ha convertido en un símbolo de esperanza y resiliencia. Conocidas como Las Chelemeras, estas 14 mujeres de todas las edades han tomado la iniciativa de reforestar y restaurar los manglares, un ecosistema crucial en la lucha contra la crisis climática y una barrera natural vital para las zonas costeras.
Su labor no solo protege el medio ambiente, sino que también empodera a su comunidad, demostrando que la acción local puede tener un impacto global.
Foto tomada del perfil oficial de Las Chelemeras
Los manglares: Barreras naturales y aliados climáticos
Los manglares son ecosistemas costeros que actúan como auténticas barreras naturales contra tormentas y mareas. Amortiguan los impactos de eventos meteorológicos extremos, que se han visto amplificados por la crisis climática. Su relevancia es tal que, de hecho, cada 26 de julio se celebra el Día Internacional de la Conservación del Ecosistema de Manglares.
En la península de Yucatán, específicamente en el municipio de Chelem, México, la importancia de estos ecosistemas es algo que Las Chelemeras entienden profundamente. Desde 2010, este grupo de mujeres ha hecho de la restauración del manglar, amenazado por la deforestación y la construcción de carreteras, su principal misión.
Keila Vázquez, integrante de Las Chelemeras, explicó a DW que lo que comenzó como un trabajo eventual se transformó en una vocación: “En su momento daban un salario de 68 pesos aproximadamente por jornada y los hombres dijeron que el sueldo que ofrecían era poco y nosotras, las mujeres, lo vimos como una ayuda al sustento del hogar”.
Un impacto transformador: Hectáreas restauradas y flujo hídrico recuperado
Desde sus inicios, Las Chelemeras han logrado restaurar más del 60% de la topografía de 110 hectáreas en el municipio de Progreso, que forman parte de la Reserva Estatal de Ciénagas y Manglares de la Costa Norte de Yucatán. Además, han recuperado el 90% del flujo hídrico en estas zonas.
Keila Vázquez describe su día a día, que compaginan con los quehaceres domésticos y otras actividades económicas: “Cuando tenemos que ir a los sitios de restauración, ponemos un horario para vernos en el centro de nuestra localidad, nos juntamos todas y a veces rentamos una camioneta para poder solventar el gasto para ir al sitio donde hacemos las actividades de 7 de la mañana a 12, y a veces hasta las 13 horas”.
En los sitios de restauración, su trabajo incluye la construcción de canales, la remoción de sedimentos y la creación de “tarquinas” (espacios que facilitan el crecimiento de las plantas de manglar), siempre en función del análisis biológico del sitio. “En las zonas recuperadas podemos ver cómo ha cambiado la hidrología, cómo va bajando la salinidad, cómo la biodiversidad se ha recuperado”, afirma Vázquez, gracias al monitoreo constante del pH, las aves y el caracol chivita, una especie local.
La percepción de su trabajo también ha evolucionado. “Al principio la sociedad nos veía como mujeres que apestaban a lodo, pero fue una cuestión de tiempo y la gente ya nos admira por lo que hacemos”, comenta satisfecha.
Colaboración y visión a futuro: Un modelo de éxito
Calina Zepeda, especialista de riesgo climático y restauración de The Nature Conservancy, destaca la implicación de todos los actores: “Desde el principio fue todo acordado, se hizo la planificación, se hizo una carta descriptiva de todo lo que se iba a hacer, con Las Chelemeras para asegurar qué necesitan”. Zepeda subraya la importancia de involucrar a la comunidad, la academia, el gobierno y otras ONG para trabajar de manera conjunta, un cambio respecto al trabajo aislado del pasado.
Como resultado de esta fructífera colaboración, se está diseñando un plan estratégico conjunto de restauración para los próximos años. “La intención es definir una meta de restauración entre todos, definir cuáles son los sitios prioritarios y poder trabajar juntos en equipo, para poder llevar la restauración de manglares a escala y poder lograr las metas que las distintas organizaciones, instituciones, socios tenemos por lo menos al 2030”, avanza Zepeda.
El trabajo de Las Chelemeras en Chelem, Yucatán, es un testimonio inspirador del poder de la acción comunitaria y el empoderamiento femenino en la lucha contra la crisis climática. Su dedicación a la restauración de los manglares no solo protege un ecosistema vital, sino que también genera un impacto social positivo, demostrando que con esfuerzo, colaboración y una visión clara, es posible restaurar nuestro planeta y construir un futuro más sostenible.
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Comunicóloga por la UNAM. Redactora de temas de bienestar general. Apasionada del mundo digital, soy geek, metalera, petfriendly. Fan de las pelis de terror y el anime. Una de mis frases favorita es: "Yo solo sé que no sé nada” de Sócrates.