Las mexicanas no usan anticoncepción en su primera relación sexual
Aunque el 98.7 por ciento de las mujeres en edad fértil conoce al menos un método, pocas lo usan. En México el embarazo a edades tempranas sigue siendo un problema de salud.
Aunque el 98.7 por ciento de las mujeres en edad fértil conoce al menos un método, pocas lo usan. En México el embarazo a edades tempranas sigue siendo un problema de salud pública de alta incidencia.
El acceso a métodos anticonceptivos, los derechos sexuales y reproductivos, así como la planificación familiar son algunos de los factores que ayudan al desarrollo social, pues permite a las personas disfrutar de una vida satisfactoria y sin riesgos, acceder con libertad, sin discriminación ni violencia a métodos anticonceptivos seguros, eficaces, asequibles y oportunos; decidir cuántos hijos tener y en qué momento, así como contar con servicios de salud de calidad que garanticen un embarazo saludable y un parto sin complicaciones.
En el mundo, garantizar este derecho no sólo refleja el nivel de desarrollo de un país en cuanto a educación, bienestar y productividad, entre otros factores, sino que también es uno de los medios más efectivos para promover el desarrollo de las mujeres en distintos ámbitos.
Lamentablemente, este derecho se ve afectado cada vez que una adolescente queda embarazada o que una mujer es obligada a tener hijos no deseados o no planeados, cuando se niega el acceso a métodos anticonceptivos por barreras personales o socioculturales, así como cuando éstos no están disponibles en las instituciones de salud; o bien, no satisfacen por completo sus necesidades para el control natal.
Por eso, en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el cual se conmemoró el 25 de noviembre, expertos de la Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia y Ginecología A.C. (FEMECOG), de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar A.C. y de Pfizer México hicieron un llamado para que se extienda el acceso y conocimiento sobre el uso apropiado de métodos anticonceptivos que posibilitan la prevención del primer embarazo, que en gran medida se da en edades tempranas, al tiempo de ayudarlas a tomar decisiones sobre su cuerpo de manera libre y responsable.
Miriam Negrín Pérez, miembro de la FEMECOG, indicó que gracias a los avances en materia de planificación familiar desde 1960 la tasa de fecundidad global en México disminuyó de 7 a 2.1 hijos por mujer; sin embargo, la de fecundidad por edad aumentó en el grupo de 15 a 24 años de edad con 126 nacidos vivos por cada mil, lo que significa que 1 de cada 5 embarazos ocurren en mujeres de este rango de edad que, en más del 50 por ciento de los casos, no deseaban tener hijos o querían postergar el nacimiento de su primogénito.
En nuestro país, el embarazo a edades tempranas sigue siendo un problema de salud pública de alta incidencia y múltiples consecuencias
A pesar de que el 90 por ciento de las adolescentes reciben información sobre sexualidad en la escuela y que más del 80 por ciento describe su primera relación sexual como agradable o muy agradable, no se utiliza ningún método anticonceptivo por miedo, descuido o porque se cree que no va a quedar embarazada.
Asimismo, comentó que, aunque el 98.7 por ciento de las mujeres en edad fértil conoce al menos un anticonceptivo, la realidad es que 65.1 por ciento no lo usaron en su primera relación sexual, en tanto, del total de mujeres de 15 a 49 años de edad, 51.6 por ciento utilizan actualmente al menos uno, 15.3 por ciento son ex usuarias y 31.8 por ciento nunca lo utilizó.
En cuanto a las mujeres de entre 20 y 24 años de edad que tienen una vida sexual activa, la especialista dijo que 85 por ciento de quienes no desean embarazarse utilizan un anticonceptivo tradicional como el condón masculino, el ritmo u otros, mientras que el resto de ellas (sólo 15 por ciento) eligen uno de mayor eficacia como la inyección anticonceptiva. Cabe destacar que las usuarias que más buscan usar algún método anticonceptivo son las que ya tienen un hijo.
“La información es un pre requisito para que las mujeres puedan elegir de manera informada sobre la gama de métodos de planificación familiar disponibles según sus necesidades y/o preferencias. Sin embargo, el mayor rezago está en aquellas mujeres con baja escolaridad, que viven en comunidades rurales con poco acceso a información y quienes tienen una barrera de tipo geográfico, económico, cultural y religioso que les dificulta el acceso a métodos anticonceptivos” expuso.