Las ranas toro africanas cuidan sus huevos y a sus renacuajos de una manera que podríamos considerar “previsora”. Depositan sus huevos y efectúan la reproducción en estanques temporales y en charcos formados por las torrenciales y lluvias del verano.
En la época calurosa, los estanques se secan rápidamente, así que los renacuajos quedan atrapados en pequeños charcos, en los que apenas pueden chapotear.
Si el charco se seca, los renacuajos mueren. Pero los machos están preparados para enfrentar este peligro: a medida que sus crías van quedando aisladas debido a la evaporación del agua, cavan canales de escape con la ayuda de sus poderosas patas. Así construyen caminos que permiten a los renacuajos nadar hasta el estanque principal.
Las ranas arborícolas sudamericanas también son padres que se preocupan por sus hijos. Estas ranas secretan un veneno tan potente que los indios chaco, del Ecuador, lo usan para envenenar los dardos que disparan con sus cerbatanas (el veneno conserva su toxicidad durante un año).
La venenosa piel de brillantes colores de la rana adulta aleja a los depredadores, pero las ranas jóvenes son de un color castaño oscuro y no son venenosas hasta que alcanzan la madurez.
Padre y madre intercambian funciones
El nombre local que se asigna a la jacana de Australia es “trotalirios”; esta ave se reproduce en las plantas flotantes de los pantanos del este de la isla más grande de Oceanía.
El macho de la especie se hace cargo de la familia: construye el nido, incuba los huevos y mantiene calientes a los polluelos. Además, alimenta a sus hijos con insectos que atrapa en las plantas de las cercanías y, cuando siente que acecha el peligro, llama a las crías para que se refugien bajo sus alas. Entonces, con las alas replegadas camina sobre las hojas de los lirios acuáticos hasta escapar.
La hembra ayuda a defender el nido. Es más grande que el macho y posee colores más llamativos; además, es muy agresiva, y más hábil para alejar a los depredadores que se acerquen al nido. Es, asimismo, muy celosa de su territorio, y pasa mucho tiempo alejando a otras hembras y cortejando a los machos.
Generalmente posee un “harén” de hasta cuatro machos en su territorio. Cuando muere, otra toma su lugar, destruye los huevos de su antecesora y se aparea con los miembros del harén.
El cuidado de las crías es muy importante para la supervivencia de la familia de la grácil jacana. Muchos de los huevos son robados por los depredadores y, como poner huevos requiere más energía que producir esperma, la hembra queda en libertad para alimentarse y recuperar energía para poner más huevos, si los primeros se pierden.