¿Las redes sociales causan una adicción parecida a las drogas?

Líderes políticos establecen un debate comparando el efecto de redes sociales como Instagram y TikTok en el cerebro con el de la heroína, pero qué dicen los estudios disponibles es lo que te comentaremos aquí. Además de hablar del tema de una posible prohibición de las mismas para los jóvenes.

Empecemos señalando que en un reciente documento de debate la Academia Alemana de Ciencias Leopoldica señala que una parte significativa de los jóvenes en el país europeo muestra un comportamiento de uso adictivo, con signos de pérdida de control, descuido de otras actividades y trastornos psíquicos medibles como ansiedad y depresión.

Sin embargo, desde el punto de vista médico, la adicción a las redes sociales aún no se reconoce como un diagnóstico oficial. Hay que decir que, a pesar de la creciente evidencia, los estudios científicos sobre los cambios cerebrales directos y las relaciones causales siguen siendo limitados.

Señalar que para el psicólogo y experto en adicciones Christian Montag, antiguo director de Psicología Molecular en la Universidad de Ulm y profesor en Macao, hay que diferenciar; la adicción a las redes aún no es un diagnóstico reconocido médicamente. Aún faltan estudios exhaustivos de imagen que demuestren analogías reales con la adicción a la heroína. Añade que una comparación directa con la droga crea más bien pánico moral en lugar de hacer justicia a la complejidad del problema.

Y señaló para la DW que de hecho existe el peligro de que los criterios diagnósticos del ámbito de las adicciones a sustancias conduzcan a una patologización de las actividades cotidianas, ya que las redes sociales se han convertido en algo habitual y, por lo tanto, se necesitan criterios claros y específicos que distingan realmente el comportamiento perjudicial del consumo normal en línea.

También te puede interesar: La crisis de los 20: por qué los jóvenes son hoy el grupo más infeliz, según la ciencia

Es de referir que estudios realizados en los últimos años muestran procesos similares a la adicción en jóvenes que utilizan constantemente las redes sociales; con el tiempo sienten cada vez menos “felicidad” cuando reciben nuevos “me gusta” o mensajes, volviéndose el cerebro insensible y exigiendo cada vez más estímulos, como es típico en las adicciones.

Montag también confirma la fuerte atracción que ejercen las redes sociales sobre el cerebro de los jóvenes; señala que los me gusta, comentarios y recompensas algorítmicas desencadenan en los jóvenes procesos que fomentan la adicción, reforzados por una autorregulación aún inmadura.

Quien utiliza constantemente las redes sociales puede perder el control, perseguir constantemente nuevos contenidos y descuidar otras cosas de la vida cotidiana y, cuando no tienen el móvil, a menudo se sienten inquietos o incluso entran en pánico, como si fueran síntomas de abstinencia. Con consecuencias que van desde la ansiedad y la depresión hasta problemas de sueño.

A pesar de esto, la DW señala que prohibir las redes sociales tendría muchas desventajas, ya que los jóvenes perderían la oportunidad de aprender a utilizar los medios digitales de forma responsable, ya que así la competencia mediática no se podría entrenar en la vida diaria.

Además de que los bloqueos técnicos apenas son eficaces, ya que los jóvenes con cierta habilidad encuentran fácilmente formas de eludir restricciones, por ejemplo indicando una edad falsa o utilizando aplicaciones y trucos especiales.

Otro problema es que si los hábitos normales del uso del móvil por parte de los jóvenes se declaran precipitadamente como adicción, esto también debería aplicarse a los adultos, ya que muchos de ellos también pasan una gran cantidad de tiempo al día con un dispositivo; por lo tanto, una prohibición ocultaría los problemas en lugar de resolverlos.

 

adiccióndrogasredes sociales