Sobrecarga de trabajo, humillaciones, envidias, rencillas, mal humor, permisos negados, rumores, impuntualidad. Problemas y malas relaciones han existido siempre en el ámbito laboral, pero desde hace unos años el mobbing —trato hostil o vejatorio sistemático al que es sometida una persona en su lugar de trabajo— ha adquirido protagonismo, pues ya se considera un riesgo laboral y una conducta que debe ser erradicada.
El mobbing o acoso laboral en México está considerado una epidemia. Una investigación realizada en 2017 por la Universidad Nacional Autónoma de México reveló que en el 70 por ciento de las empresas mexicanas se vive acoso laboral. Una encuesta del Centro de Carrera Profesional en línea de OCC Mundial difundida en septiembre de 2018 coincidió con la investigación de la UNAM: 7 de cada 10 mexicanos sufren acoso laboral.
Pero hay más malas noticias para México, pues en el 2017 la Organización Mundial de la Salud reveló que los mexicanos tienen el nivel más alto de fatiga crónica a nivel laboral, por encima de países como Estados Unidos y China. Ese mismo año la Secretaría de Salud informó que el 40 por ciento del personal tiene estrés crónico.
Encontrar el equilibrio trabajo y la vida personal (familiar y social) se ha convertido en un reto para los mexicanos. La última encuesta de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos ‘Índice para una Vida Mejor’ evaluó la calidad de vida en tres aspectos: balance vida-trabajo, satisfacción de vida y esperanza de vida. México obtuvo el puesto 37 de 38 en balance vida-trabajo, lo que quiere decir que, frente a Países Bajos que ocupa el primer lugar, queda un largo camino por recorrer.
Ante este panorama, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social decretó que a partir de octubre de este año las empresas mexicanas estarán obligadas a poner en marcha la NOM-35-STPS-2018 para prevenir y atender el mobbing o maltrato laboral que afecta la salud y bienestar de los trabajadores. Las compañías que incumplan serán sancionadas.
La NOM-35-STPS-2018 es una herramienta para identificar y analizar los factores de riesgo psicosociales en los centros de trabajo que puedan afectar el bienestar, integridad y salud del trabajador y deriven en estrés laboral.
Ahora las empresas deben preocuparse por generar prácticas laborales solidarias y flexibles, que faciliten a sus colaboradores lograr un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, cambios que serán buenos para todos, pues las empresas que implementan programas de bienestar incrementan los niveles de productividad y satisfacción en las personas, lo que reduce el ausentismo y eleve las ganancias.
Estamos a unos meses de que las empresas se hagan cargo del estrés de sus trabajadores, así que es importante que se hable de las relaciones tóxicas, pues es una de las situaciones que más estrés produce en los empleados, lo que afecta su vida no solo laboral, sino también familiar y social.
El estrés es una respuesta natural del cuerpo para atacar o huir. Cuando el ser humano se siente en peligro (real o imaginario) diversas sustancias (como el cortisol y la adrenalina) se disparan y se activan diversos mecanismos para que el cuerpo adquiera una fuerza extraordinaria para enfrentar la amenaza latente. “El estrés tiene una parte sana porque te activa, pero si es un estrés sostenido ocasiona un desgaste brutal en el organismo” explica José Luis Bueno Shin, psicólogo especialista en neuroingeniería humana. El también psicoterapeuta precisa que el eutrés es sano, mientras que el distrés es nocivo. “Es como estirar un cable, si lo estiras demasiado se va a reventar”.
El cuerpo tiene cinco mecanismos para repararse: sueño, digestión, relajación, risa y placer. Cuando tres de esos cinco fallan (pocas cosas te causan placer, ríes poco, tu líbido está por los suelos) se activan los focos rojos.
Si fallan cuatro es un peligro, pero si fallan cinco en uno o dos años harán su aparición enfermedades crónico-degenerativas que van desde diabetes hasta hipertensión arterial. “Ese estilo de vida estresado te enferma, así que se deben atacar las relaciones tóxicas”.
Un trabajador frustrado lleva esa frustración a casa, así que es importante un cambio integral con la implementación de acciones sistemáticas como programas de bienestar, terapias, talleres y conferencias. En un principio estas actividades deben estar dirigidas a los directivos, la parte de la cadena de mando que más sensibilización necesita. “Además, los jefes son quienes generan el 50 por ciento del estrés laboral o lo permiten” explica José Luis Bueno Shin.
Existen empresas certificadas nacional e internacionalmente, pero su ambiente laboral es deplorable. “Se debe entender que las empresas deben tener mecanismos para una comunicación más sensata, que se necesitan líderes empáticos, eficientes, trabajar en la mejora continua, hacer grande lo bueno y minimizar lo malo”.
Existen relaciones sanas, las no tan sanas, pero funcionales, las destructivas, las tóxicas y las perversas; en las relaciones tóxicas hallamos a personas que no están a gusto con lo que hacen, pero no cambian de empleo porque creen que no hay nada más, así que se dedican a molestar a los otros.
“Esa gente molesta a través de la crítica, del no reconocimiento de un trabajo bien hecho o enfatizando los errores, ridiculizando, poniendo etiquetas” explica este psicoterapeuta con experiencia clínica de 25 años aplicada en organizaciones y sesiones individuales.
“A veces hay un pésimo ambiente entre las áreas, lo que afecta la productividad, pues si los líderes no se llevan nadie se sincroniza, así que los tiempos de respuesta fallan y hay, por ejemplo, desperdicio de recursos, lo que pega en las ganancias de la empresa y, por ende, en los bolsillos del empleado”.
La cultura laboral se construye sobre hábitos y costumbres. “Si lo que se estila en ese trabajo es ponerle más atención a lo malo que a lo bueno, se genera una cultura de descalificación y encono”.
José Luis Bueno Shin sabe que imaginar una vida sin estrés es como pensar en una vida en otro planeta, pero también sabe que es posible llevar erradicar o minimizar las conductas tóxicas y reducir a niveles bajos el estrés.
Una estrategia integral que contemple la parte científica, la neurológica, la psicología clínica, así como herramientas ancestrales como prácticas tibetanas y chinas pueden lograr cambios importantes en un corto plazo. “Porque también debemos dejar de pensar en las terapias de años; ahora hay sistemas que transforman ambientes en meses”.
Bueno Shin alertó sobre la importancia de analizar las causas y los efectos de las relaciones tóxicas laborales, uno de los grandes disparadores de estrés y de pérdidas económicas.
En caso de que alguna persona sea víctima de mobbing y en la empresa donde labora no exista una Comisión de Atención y Seguimiento frente a caso de Violencia Laboral, Hostigamiento y Acoso Sexual, puede acudir a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a la propia STPS o a la Junta de Conciliación y Arbitraje.
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