Las serpientes, que normalmente son criaturas de regiones cálidas, por lo general ponen huevos. Incluso los hijos de las serpientes que dan a luz se desarrollan dentro de huevos que crecen dentro del cuerpo de la madre. La serpiente jarretera común de América del Norte es una de las pocas especies cuyas crías se alimentan de la madre.
Las jarreteras se localizan desde el sur de Canadá hasta Texas, Estados Unidos. Aun en verano, las temperaturas en el sur de Canadá pueden descender hasta 15°C, lo que no es suficiente para incubar los huevos puestos al aire libre.
Las aves incuban sus huevos con el cuerpo, pero las serpientes tienen sangre fría y una temperatura corporal de unos 25°C. Pocas serpientes pueden generar el calor suficiente para incubar sus huevos a menos que éstos se encuentren dentro de su cuerpo.
Las crías de las serpientes jarreteras, que se desarrollan dentro del cuerpo de sus madres, están cubiertas por membranas que se enredan en la pared del tubo reproductor de la madre y que pasan oxígeno y alimento a los embriones.
Después de tres meses, la hembra da a luz a unas 80 crías. Pero, una vez que nacen, éstas deben valerse por sí mismas. Ninguna serpiente cuida de sus hijos después del nacimiento.
Algunos lagartos, como la lagartija común europea, el lagarto de lengua azul y el lizón rugoso, dan a luz a sus hijos. Esto puede deberse a que las crías están mejor protegidas dentro del vientre de la madre que los huevos en un nido.
Secretos del mundo animal