Los bebés suelen sonreír mientras duermen, un gesto que enternece a cualquiera que lo observe.
Aunque parece una respuesta consciente, en realidad es parte del complejo desarrollo neurológico que ocurre durante los primeros meses de vida. Su cerebro trabaja intensamente incluso cuando descansan, procesando estímulos y sensaciones nuevas.
Una de las principales razones es la fase de sueño REM, etapa en la que el cerebro está más activo. En este momento se producen movimientos oculares rápidos y pequeñas expresiones faciales. Las sonrisas involuntarias aparecen como reflejos naturales, no necesariamente ligados a emociones como las entendemos los adultos.
Reflejos primitivos
También influyen los reflejos primitivos, respuestas automáticas con las que nacen los bebés. Estos reflejos ayudan a su supervivencia y desaparecen con el crecimiento.
La sonrisa durante el sueño es una de estas reacciones tempranas, una señal de que el sistema nervioso se está fortaleciendo adecuadamente.
Recordando sensaciones agradables
Algunos especialistas creen que los bebés pueden estar reviviendo sensaciones agradables, como la voz de sus padres o el contacto físico. Aunque no sueñan de manera estructurada, su mente guarda experiencias sensoriales que se manifiestan en pequeños gestos mientras duermen.
Sonrisa nocturna
La sonrisa nocturna también es un indicador de bienestar general. Un bebé que duerme tranquilo y muestra expresiones relajadas suele estar cómodo, alimentado y seguro. Estos gestos transmiten calma a los padres y refuerzan el vínculo emocional desde los primeros días.
Sonrisas sociales, ahora sí
Con el paso del tiempo, las sonrisas dejarán de ser reflejas y se volverán sociales y conscientes. Sin embargo, esas primeras sonrisas dormidas quedan como uno de los momentos más tiernos de la infancia, recordándonos que incluso en silencio, el bebé aprende y siente.