Las tarjetas navideñas
A los mensajes de felicitación navideña no se les puede asignar un origen concreto, pero sí a las tarjetas navideñas. Las tarjetas con las que nos felicitamos las fiestas y nos deseamos amor y...
A los mensajes de felicitación navideña no se les puede asignar un origen concreto, pero sí a las tarjetas navideñas.
Las tarjetas con las que nos felicitamos las fiestas y nos deseamos amor y prosperidad fueron inventadas por Sir Henry Cole, caballero británico, hombre de negocios y editor de libros infantiles ilustrados que llegaría a ser director del famosísimo Victoria & Albert Museum.
En 1843 encargó a un amigo, el pintor John Calcott Horsley, que le dibujara una escena navideña que luego mandó reproducir en una imprenta. Escribió al dorso unos breves deseos de felicidad y las envió a amigos y familiares.
La escena central de la tarjeta mostraba una familia numerosa, sentada alrededor de una gran mesa, brindando. A los lados, dos paneles mostraban dibujos de alimentos y ropa para los pobres. El saludo impreso decía: “Feliz Navidad y Año Nuevo para usted”.
Un millar de copias litografiadas, coloreadas a mano, fueron realizadas en la imprenta Jobbins en Londres y publicadas por Summerly’s Home Treasury Office.
No solamente imprimía las necesarias para su uso personal, también las vendía en su librería al precio de un chelín la unidad.
Era un precio demasiado caro para que la costumbre se extendiese, hasta que los costes se abarataron. Por un lado apareció un nuevo método de impresión en colores que evitaba que hubiera que pintar a mano las litografías, y por otro, se creó un arancel diferenciado para el franqueo de postales que hacía que costasen la mitad que una carta con sobre.
La costumbre se popularizó y para 1880 la industria de las tarjetas navideñas crecía un 10% por año, con el envío de millones y millones de tarjetas.
Actualmente con el auge de los correos electrónicos, SMS y mensajes a través de aplicaciones, el envío de tarjetas navideñas ha caído en picado, al igual que el resto del correo epistolar. Pero se mantiene el espíritu.
Fuente: sabercurioso.com