Las tres garantías del Ejército Trigarante / La consumación de la Independencia
Tras 11 años de lucha, Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, cabecillas de los grupos antagónicos, acordaron el Plan de Iguala.
Tras 11 años de lucha, Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, cabecillas de los grupos antagónicos, acordaron el Plan de Iguala. Iturbide proclamó la Independencia de México el 24de febrero de 1821, previa discusión en la cual convinieron desligarse completamente de España y proponer la monarquía mexicana a Fernando VII o a un príncipe de la familia real, pero siempre conservando la independencia del país. Entre otros principios, el plan enunciaba la constitución de un ejército protector del gobierno monárquico.
Ese cuerpo militar se llamó el Ejército de las Tres Garantías, y su función era velar por que se cumplieran los lineamientos del plan. Los milicianos sacrificarían su vida antes que admitir alguna infracción, y deberían conservar “unión, fraternidad, orden, quietud interior, vigilancia y horror a cualquier movimiento turbulento” de la población. No querían otra cosa más que la felicidad común.
Solución a tres demandas
Las tres garantías del Ejército Trigarante eran la religión, la independencia y la unión íntima de americanos y europeos. En ellas, Iturbide había sabido resumir los ideales y atender las necesidades tanto de las distintas fracciones de una sociedad cansada de la guerra, como de la desorganización en la monarquía de la antigua metrópoli.
La fracción de peninsulares, aunque poco numerosa, todavía conservaba posición e influencia, e incluso muchos insurgentes se oponían a la expulsión de españoles. Al proponer íntima unión entre americanos y europeos, el Trigarante solucionaba el conflicto.
Por otro lado, la religión nacional debía ser la católica. Iturbide conocía que el sentimiento religioso era común a todas las clases sociales; los insurgentes habían reiterado su guadalupanismo. Además, esta garantía protegía al conmocionado clero, que veía amenazados sus privilegios. El naciente partido liberal había promovido ciertas reformas que iban contra los intereses eclesiásticos.