Las ventajas ocultas de volar formados
Para quien observa desde el suelo, la escena de una bandada de gansos volando en formación V es un bello espectáculo. Sin embargo, hay mucho más que belleza en este hecho. Algunas aves, como...
Para quien observa desde el suelo, la escena de una bandada de gansos volando en formación V es un bello espectáculo. Sin embargo, hay mucho más que belleza en este hecho.
Algunas aves, como los gansos y las grullas, realizan largos viajes migratorios. La grulla siberiana, por ejemplo, vuela desde su refugio invernal, situado en la India y en China, hasta Siberia donde se reproduce, y regresa al punto de partida.
Volando en formación V, los pájaros ahorran energía, y cada uno de ellos recibe el impulso del compañero que se encuentra enfrente. El aleteo produce pequeños remolinos de aire en la punta de las alas.
Estas turbulencias son una molestia para el ave que las produce, ya que hacen el vuelo más pesado. Sin embargo, son benéficas para otro pájaro que esté volando atrás del primero, debido a que las ráfagas de aire lo impulsan y reducen el esfuerzo necesario para mantenerse volando.
El efecto máximo se obtiene si las puntas de las alas se sobreponen; a pesar de ello, la formación V abierta tiene sus ventajas. Las barnaclas azules vuelan atrás de su compañeros, con la cabeza junto al extremo del ala del vecino.
Esta formación le da al ave una mejor visión del lugar al que se dirige. Volando en formación V, el pájaro de enfrente ayuda a los compañeros que están tras él a ahorrar energía, por lo que pueden llegar más lejos con la misma cantidad de combustible.
El pájaro líder no recibe ayuda, por lo que se retrasa y otro toma su lugar.
Huracanes y fuertes tormentas azotan a las Bahamas y a la Florida (E.U.A.) anualmente, en otoño. Para entonces, las langostas de mar espinosas que habían estado reproduciéndose y alimentándose entre los arrecifes de coral ya se han ido a otros sitios para escapar de la turbulencia del mar.
Hacia el final del verano, las langostas se vuelven incansables. Salen de sus madrigueras comunitarias, ubicadas debajo de las rocas y los corales, y forman filas de hasta 70 individuos.
Cuando las filas están completas, el éxodo comienza y las langostas salen en busca de aguas más profundas. Caminan a través del fondo del mar, día y noche, a una velocidad de cinco metros por minuto. Varias filas de langostas pueden entrelazarse en el fondo marino al mismo tiempo.
Las langostas mantienen el contacto durante el viaje mediante sus sensibles antenas. Parece que juegan a imitar lo que hace el líder, y las antenas más cortas (anténulas) de una tocan la cola de la otra.
A veces, llegan a formar un “trenecito”: cada langosta se sujeta con las patas delanteras a la cola de la compañera que la precede. Así marchan 80 km en una semana, en busca de la plataforma submarina del Gran Banco de Bahama.
La temperatura corporal de las langostas baja, y su metabolismo disminuye al llegar a aguas más profundas y más frías y con menos comida disponible, ellas simplemente se “duermen” hasta la llegada de la primavera. Entonces, regresan al lugar de donde llegaron.