¿Le escribirías un e-mail a un árbol?
Los habitantes de Melbourne, Australia, les escriben cartas de amor a los robles, los olmos y los sauces de su ciudad. “Mi queridísimo Ulmus”, empezaba el mensaje. “Cuando me dirigía hoy a la universidad...
Los habitantes de Melbourne, Australia, les escriben cartas de amor a los robles, los olmos y los sauces de su ciudad.
“Mi queridísimo Ulmus”, empezaba el mensaje. “Cuando me dirigía hoy a la universidad recibí un fuerte impacto, pero no de una rama, sino por tu radiante belleza. Estoy seguro de que recibes este tipo de cumplidos todo el tiempo. Eres un árbol precioso”. Éste es un fragmento de un e-mail que alguien le escribió a un olmo, uno de miles de mensajes de una correspondencia continua entre los habitantes de Melbourne y los árboles de esa ciudad.
En 2013 las autoridades asignaron números de identificación y direcciones de correo electrónico a los árboles para facilitar al público dar aviso sobre ramas peligrosas y otros problemas. Pero la gente hizo más que eso: empezó a escribirles a los árboles. Éstos han recibido miles de mensajes, entre ellos saludos, preguntas sobre temas de actualidad, cartas de amor y misivas que plantean dilemas existenciales.
Para: Roble andaluz con número de identificación 1032705
Querido roble andaluz:
Gracias por darnos oxígeno. Gracias por ser tan bello. No sé qué sería de mí si no absorbieras mi dióxido de carbono (quizá estaría en el cielo). Mantente fuerte; destaca entre la multitud. Eres un regalo para todos. Queremos hablar de la vida silvestre, pero no tenemos tiempo suficiente y, por desgracia, hay otras prioridades. Ojalá algún día el medio ambiente sea nuestra prioridad.
Algunos de los mensajes provienen del extranjero, como el siguiente, escrito desde la perspectiva de un árbol en Estados Unidos:
Para: Roble con número de identificación 1070546
Hola, todos:
Me llamo Quercus Alba, pero pueden decirme Al. Tengo 350 años y vivo en una pequeña granja en el noreste de Mississippi. Mido unos 24 metros de altura, y el diámetro de mi tronco es de casi 5 metros. No viajo mucho; en realidad, no me he movido desde que era una bellota. Tan sólo me mantengo de pie aquí, y les proporciono perchas a los pájaros y las ardillas.
Que pasen un buen día, Al
Las herramientas que usamos hoy para comunicarnos, publicar y participar en las redes sociales fomentan la creencia de que los objetos inanimados no lo son. Este fenómeno no es completamente nuevo: el impulso de hablarles a los objetos se remonta por lo menos a la primera mitad del siglo XX. Al volverse común ser dueño de una televisión, se volvió un pasatiempo general hablarle a gritos al aparato. Sin embargo, en el caso de los árboles que tienen dirección de e-mail, lo sorprendente es que algunas de las personas que han enviado mensajes han recibido respuesta. Un ejemplo es el siguiente intercambio entre una persona curiosa por la biología y un eucalipto:
Para: Eucalipto con número de identificación 1357982
Hola, señor Eucalipto:
¿O debería decir “señora Eucalipto”? ¿Los árboles tienen género? Espero que haya tomado bastante sol hoy.
Saludos, L.
Hola, L.:
No soy ni señor ni señora, pues tengo lo que en botánica se conoce como flores perfectas, que incluyen ambos géneros en la estructura de la flor; a estas plantas se les llama monoicas. Algunas especies de árboles sólo poseen flores masculinas o femeninas en plantas individuales y, por lo tanto, tienen géneros; a estas otras plantas se les llama dioicas. Causa asombro y confusión lo diversos y complejos que pueden ser los árboles.
Saludos cordiales, señor y señora Eucalipto (el mismo árbol)
Los árboles que amo yo no tienen dirección de correo electrónico, pero, si la tuvieran, me tomaría todo el tiempo para elogiar la encantadora curva de una rama en forma de signo de interrogación, o la suavidad de las hojas de arce en el verano, cuando dejan pasar la luz de las 4 de la tarde sobre mi escritorio.
“Querido 1037148”, le escribió un admirador a un olmo dorado en mayo de este año. “Mereces ser conocido por algo más que un número de identificación. Te quiero, por siempre y para siempre”.