El cuerpo habla lo que las palabras callan. El lenguaje corporal de las manos es muy amplio ya que más del 70% de nuestros enlaces nerviosos llegan a nuestras manos, por esto las manos pueden ser una extensión de nuestra lengua. Aquí te dejo 5 ámbitos en donde tus manos dicen más que tus palabras.
El lenguaje corporal es una forma de comunicación que realizamos con nuestro cuerpo, usualmente es inconsciente. Esta comunicación no verbal es la expresión más inmediata de nuestras emociones y sentimientos.
La información que damos con el lenguaje corporal la externamos mediante los gestos, la expresión facial, las posturas y movimientos corporales.
Para leer tu lenguaje corporal o el de otra persona deberás aprender a identificar los gestos y las microexpresiones que realizamos inconscientemente, por ejemplo: cuando estás hablando con un compañero y se rasca la nariz o levanta una comisura de los labios, o cuando le haces una pregunta a tu pareja y se rasca el cuello y al responder levanta un hombro, tan sólo por mencionar algo.
Aquí te dejo 6 ámbitos en donde tu lenguaje corporal con las manos da más información de lo que imaginas.
Nuestras manos dejan saber a qué personas les tenemos confianza. En las relaciones, ya sean entre amigos, familia o pareja, tocarse significa que existe confianza entre las personas.
Cuando una persona nos gusta buscamos estar en contacto con ella tanto como podamos, por lo tanto, cuando una pareja deja de tocarse, delata que algo no anda bien en la relación.
Por otra parte, cuando queremos acercarnos a alguien, pero no podemos, solemos recurrir al contacto sustituto. Éste consta de proyectar nuestro deseo de contacto en objetos, por lo que solemos empezar a acariciar lo que tengamos en las manos, como una taza, un vaso, juguetear con una pluma por los labios, etc. Entonces, no es de sorprender que ese contacto con los objetos pueda ser de forma seductora.
El gusto también se nos escapa por las manos cuando comenzamos a jugar con el cabello o constantemente nos estamos peinando y arreglando la ropa. Al arreglarnos buscamos lucir más atractivos, y a su vez, estar moviendo el cabello ayuda a esparcir feromonas.
También podemos saber que tenemos la atención de alguien y está interesado en nuestra plática o en nosotros cuando se lleva la mano a la barbilla e inclina ligeramente la cabeza.
Podemos intuir que algo no anda del todo bien cuando una persona usa poco sus manos. Cuando mentimos, tendemos a dejar las manos estáticas más de la cuenta con la intención de no vernos sospechosos.
También, solemos ocultarlas en los bolsillos o con el cuerpo, literalmente como un paralelismo de estar ocultando algo.
Por otra parte, cuando mentimos el pulso se acelera, entonces lleva más sangre a nuestras extremidades. Esto provoca que sudemos más de lo normal, por esta razón las manos nos comienzan a sudar notablemente. No está de más agregar que también sudamos más con los nervios y con el miedo.
Tu mejor herramienta para proyectar confianza con tu lenguaje corporal son tus manos.
Cuando tienes que exponer un punto y buscas convencer a alguien, tener las palamas hacia arriba emite el mensaje de que puede confiar en ti. Al hablar y gesticular con tus palmas hacia arriba proyectas empatía, apertura y humildad, te dejas en un estado de vulnerabilidad por lo que es fácil acercarse a ti.
Mostar tus palmas sirve para que crean en ti, porque emites el mensaje de que tus manos están libres, no tienes trucos guardados.
Puedes nutrir ese convencimiento que buscas al juntar las puntas de tus dedos asemejando un triángulo o una pirámide; los dedos pueden estar ligeramente entrelazados en las puntas o inclinados. Esta postura de tus manos refleja confianza y poder, reafirma que en verdad crees en lo que estás diciendo. Pero cuidado porque adquirirla de más podrías interpretarte como arrogante.
Sucede algo similar cuando entrelazas los dedos, pero con los pulgares hacia arriba, así denotas un alto nivel de confianza.
Por el contrario, entrelazar los dedos con los pulgares hacia abajo, proyecta inseguridad o estar sintiendo emociones negativas.
Las manos nos ayudan mucho a hacernos apaciguadores, esto significa que hacemos algo para aliviarnos y tranquilizarnos a nosotros mismos.
Cuando estamos en una situación de inseguridad, estrés o ansiedad solemos acariciarnos las manos, aunque sea únicamente con el pulgar, o nos acariciamos los brazos o alguna zona, para aliviar esas emociones o sentimientos negativos que estamos sintiendo.
También jugar con objetos en las manos es un apaciguador muy común, nos ayuda a aliviar el estrés y la ansiedad.
Estás gritando inseguridad cuando te tomas un dedo de la mano y comienzas a apretarlo. Y cuando te frotas y aprietas las manos gritas ansiedad, duda o estrés.
¿Sabías que el estrés desgasta tu sistema inmune? ¡Así puedes olvidarte del estrés!
Cuando lo que decimos o pensamos es incongruente con lo que sentimos, en el cuerpo se producen “micropicores”. Literalmente significa sentir comezón, y el lenguaje corporal de las manos siempre nos delata porque de inmediato nos rascamos. A continuación, te dejo sólo algunos ejemplos.
Estás hablando con una persona y le haces una pregunta con la cual de inmediato se rasca el brazo, esto significa que siente incomodidad y que no quiere hablar de ese tema.
Un caso similar es cuando, una persona se rasca el antebrazo, también quiere decir que le incomoda el tema, pero a diferencia del anterior, está más abierta a hablarlo.
Cuando una persona te está diciendo algo que le disgusta o con lo que no se siente cómoda, se rascará dentro de la oreja. Pasa lo mismo cuando tu interlocutor se rasca dentro de la oreja, significa que no le gusta lo que está escuchando.
Le pides a una persona que te ayude a revisar algo que hiciste: una publicación, un escrito, lo que sea. Te dice que está muy bien mientras se talla o se rasca el ojo; esto significa un “no me gusta lo que veo”, es un desagrado respecto a lo visual.
Cuando le preguntas a tu pareja si ve a otras personas en la calle y tu pareja te asegura que no mientras se pasa un dedo por debajo de la nariz para rascarse, significa que en realidad no está convencida de lo que cree y lo que está diciendo. O en otro caso, la misma situación, pero tú te rascas por debajo de la nariz cuando escuchas la negación, significa que no crees lo que estás escuchando.
Un caso similar es cuando escuchamos o decimos algún comentario y sujetamos o pellizcamos rápidamente con el índice y con el pulgar la punta de la nariz, esto significa que aparte de no creer lo que escuchamos o decimos, nos desagrada y lo rechazamos.
¡Ponte a prueba hoy y trata de identificar en tu lenguaje corporal con las manos cuáles gestos son recurrentes en ti y en las personas que te rodean!
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