“Cars” es la película más subestimada de Pixar. Los adultos se quejaron de su trama, demasiado similar a “Doc Hollywood”, y de la falta de lógica de su universo (alias, ¿por qué existen carritos bebés?). La errática “Cars 2” no ayudó a mejorar su reputación. Pero el tiempo la ha redimido: entre carreras y chistes de autos, su corazón es la nostalgia por un Estados Unidos, simbolizado por la Ruta 66, que está desapareciendo.
“Cars 3” (quizá la última de la serie) recupera el tema de la nostalgia, pero esta vez dirigida hacia uno mismo. ¿Qué ocurre cuando descubres que la nueva generación es mejor que tú? ¿Cuando enfrentas el hecho innegable de que tus mejores años ya quedaron atrás? Y lo peor: ¿cuando, a pesar de todo ello, sabes que todavía puedes dar mucho?
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Rayo McQueen es el único corredor de su generación que ha seguido compitiendo. La llegada del veloz Jackson Storm, la venta de su patrocinador y un grave accidente lo enfrentan con la realidad de que tal vez sea momento de retirarse y proteger su legado. Pero Rayo, apoyado por una joven mentora llamada Cruz Ramírez, quiere que el final de su carrera sea cuando y como él lo decida.
Por supuesto, hay chistes y secuencias que le encantarán a los niños. Pero, como con todas las películas de Pixar, el trasfondo es para los adultos: una meditación melancólica sobre la edad y la posibilidad de un retiro forzoso aunque nuestras facultades estén plenas.
Rayo busca definir su legado y, con ello, Pixar nos inspira a determinar cómo será el nuestro.
Gloria (Anne Hathaway) es una alcohólica desempleada que acaba de romper con su novio. Una noche, mientras duerme en un parque, un destructivo kaiju aparece en Seúl. Aunque el título en español revela el corazón de la trama (el kaiju es una extensión de Gloria y del caos en que su vida se encuentra), quedan muchas sorpresas por descubrir.
Ojo, no esperes una película estilo “Pacific Rim” aunque sí conoce los clichés del género: es una comedia donde, más que combatir a los monstruos, hay que aprender a combatirnos a nosotros mismos.
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Mitch Buchannon es un salvavidas entregado a su trabajo. Matt Brody es un atleta que necesita rehabilitarse. Junto con el resto del equipo descubren una conspiración criminal. La trama es simplona y recurre a los chistes que esperaríamos de una serie llena de trajes de baño. Pese al encanto de Dwayne Johnson y Zac Efron, no disfruta su propia ridiculez, algo que David Hasselhoff (el Mitch original) todavía logra sin esfuerzo. Solo para fans de los actores.
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