Lo primero que tu cerebro necesita al despertar, según la ciencia
¿Sabías que la luz natural es clave para un despertar efectivo? Aquí te contamos por qué.
El cerebro, un órgano compuesto por más de mil millones de neuronas, es responsable de todas nuestras capacidades cognitivas y emocionales. Según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, este órgano nos permite razonar, recordar información diversa, experimentar sentimientos y comprender el mundo que nos rodea.
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Desde la coordinación de los movimientos más simples hasta los procesos de pensamiento más complejos, el cerebro controla y coordina todas las funciones de nuestro cuerpo. La Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) subraya que el cerebro tiene la extraordinaria capacidad de adaptarse y cambiar en respuesta a nuevas experiencias, sean estas positivas o negativas.
Después de una noche de descanso, nuestro cerebro necesita un tiempo para pasar del estado de sueño a la vigilia. Esta transición no es instantánea, sino que viene acompañada de lo que los expertos denominan “inercia de sueño”. Según datos de la National Geographic y la Universidad de Ciencias de la Salud de Oregón, esta inercia puede durar hasta 30 minutos después de despertar.
Para ayudar a nuestro cerebro a iniciar el nuevo día, los expertos sugieren que la primera actividad que debemos realizar al despertar es exponernos a la luz natural. Este simple acto tiene un impacto significativo en la regulación de nuestro ciclo circadiano, lo que nos ayuda a sincronizar mejor nuestros ritmos biológicos.
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La exposición a la luz natural al despertar juega un papel crucial en la regulación de la melatonina, la hormona encargada de controlar los ciclos de sueño y vigilia. Dejar las cortinas abiertas o usar una lámpara de luz natural son estrategias efectivas para facilitar esta transición, permitiendo que nuestro cerebro se active de manera más rápida y eficiente.
En resumen, comprender y aplicar esta sencilla práctica puede marcar una gran diferencia en cómo enfrentamos nuestro día a día. Exponerse a la luz natural al despertar no solo optimiza nuestro funcionamiento cerebral, sino que también mejora nuestro bienestar general, alineando nuestro cuerpo con los ritmos naturales que dictan nuestras funciones biológicas.
Con información de El Universal