La popular frase “pelear como perros y gatos” se usa para referirse a quienes discuten constantemente. Lo cierto es que los perros y los gatos pueden ser grandes amigos. Estas recomendaciones te ayudarán a disfrutar de un armonioso hogar en el que puedan habitar distintas especies.
Lo ideal es conseguir un perro y un gato al mismo tiempo y llevarlos a vivir a casa cuando ambos son pequeños. Esto les ayudará a acostumbrarse el uno al otro en una etapa en la que establecen rutinas regulares, y favorecerá la socialización entre ellos.
Si no fuera posible hacerlo al mismo tiempo, las investigaciones sugieren que es más probable lograr resultados satisfactorios si llevas un perro a una casa en la que ya habita un gato, en lugar de llevar un gato a una casa donde ya vive un perro.
Cambios repentinos en la conducta de un gato, ¿qué puede afectarlo?
Si ya tienes una mascota, es preferible presentar al nuevo integrante muy gradualmente y bajo supervisión. Una presentación amable y lenta es definitivamente más segura que un encuentro apurado y puede ayudar a que tus mascotas se conviertan en buenos amigos.
Al llevar por primera vez a casa a la mascota nueva, ubícala en una habitación y cierra la puerta de modo que tu otra mascota pueda conocer a la nueva incorporación a través de la puerta y reducir al mínimo las posibilidades de confrontación.
Esto permitirá que se descubran mediante el olfato y el oído, de manera que cuando se vean cara a cara la sensación sea de familiaridad.
Al presentar perros y gatos, generalmente se piensa que es el gato quien afronta el mayor riesgo. Sin embargo, también es preciso cuidar al perro.
A los gatos les gusta dejar rápidamente en claro que son los jefes y, a veces, pueden golpear o rasguñar al perro antes de salir corriendo. Evita que el perro persiga al gato apenas se conozcan, ya que esas persecuciones pueden convertirse rápidamente en un hábito.
Mantén al perro tranquilo y siempre ten a mano algún bocadillo para distraerlo y premiarlo. Presta especial atención al presentar un gatito recién nacido a un perro, ya que los gatos son muy pequeños, juguetones y pueden excitar muy fácilmente a un perro.
Siempre manténlos separados hasta estar seguro de que el gatito estará a salvo con el perro. Si te preocupa la reacción de tu perro, asegúrate de que tenga la correa puesta.
Si la relación estuviera evolucionando bien, puedes permitir que gato y perro interactúen con mayor libertad. Ofrécele al gato un lugar adonde pueda ‘escapar’ y sentirse seguro. A los gatos les encanta estar en altura; es ideal un lugar donde pueda posarse y quedar fuera del alcance del perro.
Recompensa a tu perro con premios y bocadillos para favorecer una conducta tranquila cerca del gato. Conoce los errores que todos los dueños de perros cometen.
No debes olvidar que, en muchos sentidos, las mascotas son como los niños. Reparte tu afecto entre ambas mascotas y asegúrate de que tanto perro como gato sepan cuáles son las reglas para conseguir más atención, por ejemplo, estar tranquilos y quedarse sentados pacientemente.
Descubre por qué no debes quedarte sentado más de lo necesario.
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