Es común que, al superar los 65 años, pensemos que el cuerpo y la salud que tenemos son los que nos quedan, y que ya no hay forma de revertir el paso del tiempo. ¡Pero esto no es cierto! Para los hábitos saludables, nunca es tarde. Liz Sánchez, una entrenadora de 67 años, es la prueba viviente de ello: a los 64 empezó a cambiar sus rutinas y, tres años después, se encuentra mejor que nunca.
Para lograr esta transformación, Liz solo necesitó poner en práctica seis hábitos sencillos pero poderosos, que le permitieron “bajar la panza y estar fuerte”, como comparte en sus redes sociales. Estos son los pilares que la llevaron a redefinir su bienestar y demuestran que la edad es solo un número cuando se trata de cuidarse.
Los 6 hábitos que te cambiarán la vida después de los 65
- Priorízate tú: “Priorízate tú”, insiste Liz Sánchez, “porque si tú no estás bien, nada más lo está. No se trata de egoísmo, se trata de vivir, y no de sobrevivir. Se trata de amor propio“. ¿Cuántas veces has priorizado a otros, dejando de lado tus hábitos saludables? Entender que cuidarse no es egoísmo, sino responsabilidad personal, es el primer cambio. Si estás agotada, inflamada, sin energía ni ánimo, no puedes sostener nada ni a nadie. Cuidarse, como explican los expertos, es un acto de profunda generosidad.
- Añade proteína y fibra en cada comida: “La proteína mantiene tu músculo (tu independencia), y la fibra alimenta tu intestino (tu segundo cerebro). Juntas estabilizan tu azúcar, te dan saciedad y energía real”, afirma la entrenadora. La proteína es el ladrillo del músculo; sin él, pierdes fuerza, tu metabolismo se ralentiza, el equilibrio empeora y disminuyen las ganas de moverte (sarcopenia). Por otro lado, la fibra nutre tu flora intestinal, que influye directamente en tus defensas, tu estado de ánimo y cómo procesas los alimentos. Incluye en tu dieta alimentos ricos en nutrientes como huevos, legumbres, yogur griego, pescado, tofu, avena, verduras, frutas y semillas.
- No desayunes azúcar: El azúcar en ayunas dispara la insulina, lo que te dejará sin energía a media mañana y abrirá la puerta a la inflamación, la ansiedad y los antojos. Empezar el día con bollos, cereales azucarados o zumos provoca un pico de insulina que se traduce en cansancio, hambre emocional y hasta dolor de cabeza. En cambio, desayunar proteínas (como un huevo cocido con aguacate o un yogur con semillas y fruta entera) te dará más energía y te ayudará a comer mejor durante todo el día.
- Cena a más tardar a las 6 pm: Aunque en algunos países cenamos tarde, Liz Sánchez recomienda no cenar más allá de las 18:00 horas. “Tu cuerpo necesita descansar, no hacer digestión toda la noche. Así mejoras tu sueño, tu metabolismo y hasta tu piel”, asegura. Cenar tarde y pesado obliga a tu hígado a seguir trabajando por la noche, afectando tu descanso, tu regeneración celular y tu metabolismo. Si no puedes cenar tan temprano, procura dejar al menos dos o tres horas entre la cena y la hora de dormir, y elige platos ligeros con verduras y proteínas magras.
- Muévete todos los días: La experta lo tiene claro: necesitas entrenar fuerza y caminar todos los días. “La fuerza evita la sarcopenia“, y “caminar a paso rápido regula tus hormonas”. Además, “moverte es el mensaje más claro que le das a tu cuerpo y a tu alma: ¡estoy viva! ¡Me siento viva!”. Entrenar fuerza al menos un par de veces por semana es la única forma de frenar la pérdida de masa muscular con la edad. Caminar reduce el cortisol, estabiliza el azúcar y mejora el estado de ánimo. El movimiento es tanto físico como emocional, una poderosa forma de reconectar con la alegría y elegirnos a nosotros mismos.
- Ama tu vida: Finalmente, Liz Sánchez nos invita a amar la vida, porque “no necesitas que todo esté perfecto para empezar. Necesitas empezar para que todo mejore. Punto”. Si esperas a tener la vida perfecta para cuidarte, nunca empezarás. Es crucial dar el primer paso con lo que tienes, desde donde estás, y confiar en el proceso. Ese pequeño paso, por insignificante que parezca, puede cambiar el rumbo de tu salud y bienestar. Amar tu vida no es conformarse; es celebrar las ganas de vivir más y mejor, con movimiento, una alimentación adecuada y una gran dosis de amor propio.
La edad es un impulso, no un límite
La historia de Liz Sánchez es un poderoso recordatorio de que la edad no es una barrera para transformar nuestra salud y nuestro cuerpo. Adoptar hábitos saludables sencillos y consistentes, enfocados en la alimentación consciente, el movimiento y el amor propio, puede generar cambios espectaculares a cualquier edad. No es solo cuestión de “bajar la panza”, sino de recuperar la energía, la fuerza y el bienestar integral que te permitan vivir una vida plena e independiente.
¿Estás listo para darle un giro a tu vida y empezar a construir estos hábitos saludables hoy mismo?
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Con información de CuerpoMENTE