Los vehículos eléctricos tienen una marcada característica y es que no hacen ruido cuando están en marcha. Además de que no expulsan emisiones nocivas, parece que son la solución perfecta a dos grandes problemas de contaminación en las grandes ciudades: la medioambiental y la acústica.
Pero el hecho de rodar en silencio no es tan positivo, al menos por cuestiones de seguridad. Y es que el riesgo de atropellar a una persona aumenta respecto a los propulsados con motores de combustión.
Tanto peatones, como ciclistas y demás usuarios están vulnerables en determinadas situaciones, pues no son capaces de identificar la presencia del auto eléctrico, algo que no pasa con los otros automóviles.
Un estudio elaborado por la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras de Estados Unidos (NHTSA) concluye que los coches eléctricos tienen hasta un 35% más posibilidades de atropellar a un peatón que uno con motor convencional. Esta cifra se eleva al 57% por lo que se refiere a la probabilidad de accidentarse con un ciclista.
Por este motivo, las autoridades europeas decidieron tomar cartas en el asunto y redactaron una legislación para obligar a los fabricantes a equipar sus modelos eléctricos e híbridos con sistemas de aviso acústico de los vehículos (AVAS por sus siglas en inglés).
Esta normativa entró en vigor el 1 de julio de este año para los modelos de nueva homologación, y a partir de 2021 se extenderá a todos los vehículos.
El reglamento establece que los sonidos de alerta de presencia a bajas velocidades deben emitirse desde que arranca el motor hasta alcanzar los 20 km/h y también cuando circula marcha atrás.
A mayor velocidad, el ruido de del auto al rodar será suficiente para identificar la presencia del vehículo, por lo que el sistema se desconectará automáticamente. En el caso de los híbridos, solo funcionará cuando se circule en modo 100% eléctrico; no lo hará cuando el propulsor térmico mueva el automóvil.
El sonido generado por el AVAS debe ser similar al de un vehículo de la misma categoría equipado con un bloque de combustión interna. También tendrá que indicar fácilmente el comportamiento del vehículo, por ejemplo, con variaciones en función de su ritmo de marcha.
La normativa permite que los conductores puedan elegir entre diferentes sonidos ofrecidos por los fabricantes. Y es que no hay que olvidar que el sentido del oído ofrece también grandes sensaciones al volante. Por este motivo, algunas marcas trabajan la rumorosidad de sus coches para mejorar la experiencia de conducción.
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