Que tu mente divague: conoce los beneficios de hacer una pausa
Tomarte ratos de descanso puede hacerte más productivo. Así que deja que tu mente tome un respiro, porque si no descansas, te derrumbas.
Supón que llevas cinco horas trabajando sin hacer pausas: tu mente empieza a vagar y sientes que te pesan los párpados y los hombros. Sabes que necesitas recobrar bríos. Aunque no lo creas, lo mejor que puedes hacer es tomarte un respiro.
“Si corres y no alimentas tu cuerpo, a la larga te desplomas”, dice Karen Turner, directora ejecutiva de Turner Efficiency Coaching, firma canadiense que ayuda a las empresas a mejorar la productividad laboral. “Lo mismo ocurre con el trabajo: si no descansas, te derrumbas”.
Quizá te parezca contraproducente, pero si te tomas un respiro de la tarea que estás haciendo, puedes reactivar tus neuronas y recuperar la motivación y la concentración.
Además, como muestran algunas investigaciones recientes, las distracciones menos “cerebrales” pueden tener efectos especialmente positivos en tu capacidad de concentrarte.
Poca gente hace la siesta en la actualidad, pero algunos experimentos recientes indican que a todos nos convendría tener este hábito. Echar una cabezada, aunque sea de 10 minutos, restaura la lucidez, la memoria y las funciones cognitivas de la mente.
También podría ayudarte a organizar tus ideas. En un estudio presentado en una conferencia sobre neurociencias, investigadores de la Universidad Georgetown, en Washington, D.C., observaron a 15 personas mientras descansaban.
Durante ese tiempo el hemisferio derecho de su cerebro —la mitad relacionada con la creatividad— estaba más activo que el izquierdo. Andréi Medvedev, uno de los científicos que condujeron el estudio, considera que esta actividad podría indicar que el cerebro realiza una especie de depuración durante el lapso de descanso, como clasificar datos y consolidar recuerdos.
Los expertos afirman que el momento ideal para tomar una siesta es entre el mediodía y las 4 de la tarde. Algunos de ellos recomiendan la “siesta con cafeína”: beber una taza de café y luego dormitar 15 minutos o menos. La combinación puede devolverte el vigor físico y hacer que te sientas más despierto.
Ver fotos de cachorros alegra el espíritu, y podría mejorar también tu rendimiento. En un estudio realizado por la Universidad de Hiroshima, en Japón, se pidió a los participantes que jugaran a una versión del juego de mesa Operando, el cual requiere habilidades motoras precisas. Durante una pausa breve, a la mitad de los sujetos se les mostraron fotos de perritos y gatitos, y a la otra mitad, fotos de animales adultos.
Cuando los participantes reanudaron el juego, los que habían visto imágenes de cachorros mejoraron su puntuación en 34 por ciento; los del otro grupo tuvieron una mejoría de sólo 9 por ciento.
Así que la próxima vez que te envíen una galería de fotos de los “15 cerditos más chistosos”, considera hacer clic y verlas para estimular la agudeza de tu mente.
Leer los posts graciosos de tus amigos en Facebook quizá parezca una pérdida de tiempo, pero si dedicas un rato a usar las redes sociales podría mejorar tu concentración.
Científicos de la Universidad de Melbourne, en Australia, observaron que los empleados que pasaban hasta el 20 por ciento de su tiempo a lo largo del día usando Internet eran 9 por ciento más productivos que sus compañeros no cibernautas. Sin embargo, este recurso tiene límites: se demostró que los niveles de productividad descendían cuando los trabajadores pasaban más del 20 por ciento del día conectados.
Para maximizar la eficacia de las pausas en línea, Brent Coker, el investigador que dirigió el estudio, sugiere visitar los sitios web favoritos. “A mayor disfrute del descanso, mayor la productividad”, afirma. Aconseja intercalar pausas en la jornada.
“Luego de 40 o 60 minutos de trabajo, la atención empieza a decaer”, dice. “Una vez que trabajes ese lapso, toma un descanso de entre 5 y 10 minutos”.
Como toda actividad de la mente quema glucosa, hacer varias cosas a la vez puede agotar tu energía mental. Una forma de recuperar los bríos es hacer pausas para permitir que la red neuronal se “reconfigure”.
Soñar despierto es una manera de hacerlo: cuando dejas vagar la mente, permites que repose y se reestructure. “Así te distancias de las exigencias cognitivas que impone el cambio constante entre las distintas tareas”, dice Vinod Menon, profesor de la Universidad Stanford, en California, quien descubrió un mecanismo cerebral que interviene en el fantaseo.
La clave es la moderación. Ya sea que estés haciendo planes para salir a cenar o pensando en tu próximo viaje, vale la pena que pases un rato en las nubes.