En la primavera del año pasado, un número indeterminado de ladrones mal informados irrumpieron, después del cierre, en una tienda de Zeist, Holanda, y huyeron con un televisor. Obviamente, no sabían que habían entrado a una “tienda gratuita”, parte de un proyecto de reciclaje. Además, ¡el aparato que robaron estaba descompuesto! No han sido capturados.
Creyendo que nadie lo veía, un ladrón barbudo de 26 años tomó unos auriculares del estante de una tienda, se fue a un probador para esconderse (por lo menos esa era su intención) y los guardó en su bolsillo. Hasta aquí todo iba bien, ¡pero la vanidad lo traicionó! Cuando salía de la habitación se miró en el espejo e, inexplicablemente, se preocupó por lo desaliña-da que estaba su barba.
Alcanzó una afeitadora eléctrica de un anaquel cercano y arregló el desperfecto. Por desgracia para el atracador, los empleados de la tienda de Vantaa, Finlandia, notaron su extraño comportamiento y le pidieron que los acompañara cuando estaba haciendo fila en la caja. Descubrieron los auriculares que llevaba en el bolsillo.
El hombre fue acusado de hurto y delitos contra la propiedad. La máquina de afeitar no se pudo vender porque ya había sido usada.
A las maletas de los pasajeros de los autobuses que iban al aeropuerto de Beauvais, a las afueras de París, les faltaban objetos al llegar a su destino. La policía estaba desconcertada. ¿Cómo y cuándo podría haberse metido un ladrón en el maletero del vehículo, robado las pertenencias y salido sin ser visto?
Entonces un chofer observador notó a un pasajero con una mochila y una enorme maleta ¡con algo dentro que se movía! Alertó a las autoridades. La policía detuvo al hombre cuando llegó al aeropuerto y descubrió que en su mochila llevaba computadoras portátiles, dinero y objetos de valor. La valija tenía ¡un “individuo acurrucado”!
La estafa se hizo evidente. Una vez en el maletero el ladrón escondido salía de la valija, robaba lo que podía encontrar, lo guardaba en la mochila y volvía a su escondite antes de llegar al aeropuerto. El delincuente y su cómplice fueron condenados, en octubre de 2017, a 8 y 12 meses de prisión, respectivamente.
Tras asaltar una joyería, los ladrones podrían haber huido… si no hubieran cometido una serie de errores tontos. En primer lugar, cuando la policía de Leicester, en el Reino Unido, encontró el automóvil en el que escaparon, descubrió la factura del gas del hogar de los delincuentes, lo que le reveló a dónde se dirigían estos.
Por si fuera poco, uno de los hombres había dejado su dirección en el coche. Las condenas de los tres jóvenes bandidos suman un total de 21 años.
Un ladrón calculó muy mal la velocidad a la que se abrirían las puertas automáticas de un supermercado en la pequeña población de Halikko, Finlandia. Después de robar a sus anchas por toda la tienda, el criminal hurtó una bicicleta e intentó escapar a toda velocidad.
A causa de la prisa se estampó justo en la entrada principal de la tienda, pues las puertas corredizas de cristal no se abrieron lo suficientemente rápido. El atracador fue capturado por un guardia de seguridad.
Al intentar robar cigarrillos, tres delincuentes destrozaron las puertas de vidrio de un minisupermercado rural en Giessenburg, Holanda. Se dirigieron al mostrador de inmediato. Entonces, uno de los individuos saltó el mueble para apropiarse de los cigarrillos que estaban en las estanterías. Desafortunadamente para ellos, habían activado el sistema de seguridad de la tienda y obtuvieron más de lo que esperaban: la máquina de humo de seguridad se activó enseguida.
Como los amantes de lo ajeno se dieron cuenta de que la policía estaba al tanto del atraco, huyeron de inmediato con las manos vacías.
Fue el viernes 13 el día que un par de sujetos enmascarados escogieron para atracar una joyería ubicada a las afueras de Estocolmo. Pero esa fecha simplemente no era la indicada.
Para demostrar que eran principiantes en el negocio, los hombres llenaron una bolsa enorme con los artículos robados, pero cuando regresaron a su motoneta, el vehículo elegido para emprender la huida no solo no arrancó de inmediato, sino que descubrieron que el gran botín era demasiado pesado como para escapar con él. Ambos fueron arrestados a unos cuantos metros de la tienda.
¿Alguna vez te has preguntado si podrías levantar una bolsa con, más o menos, 20,000 cigarrillos? Bueno… después de meter casi 1,000 cajetillas en una, tres delincuentes fueron incapaces de pasar su botín por encima o alrededor del mostrador, salir de la tienda o escapar: pesaba demasiado. La policía llegó al supermercado, ubicado en la zona central de Inglaterra, cuando los hombres escapaban con las manos vacías.
Como bien comentó más adelante el juez que presidió el caso: “Este robo estaba bien planificado, pero no estuvo bien ejecutado… No salió bien por su propia avaricia”. Los frustrados ladrones han recibido condenas que, juntas, les aseguran pasar 14 años en prisión.
Ya entrada una noche del otoño pasado, unos agentes de policía que patrullaban en Flensburg, Alemania, vieron a un joven que actuaba de manera extraña. Se acercaron al muchacho y, al buscar su nombre en los archivos policiales, descubrieron que el sujeto era buscado por tres órdenes de arresto diferentes.
En vez de aguardar su destino, el joven de 24 años escapó lo más rápido que pudo, se metió de un salto en un coche cercano y le dijo al conductor que “pisara a fondo el acelerador”. El joven había entrado a un automóvil encubierto de la policía. Algunos minutos después, ya estaba en la cárcel.
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