La creencia de que los productos desnatados son siempre la opción más saludable puede debatirse, y es que justo especialistas en nutrición advierten que, salvo en casos médicos muy concretos, los lácteos enteros aportan más beneficios: saciedad, vitaminas liposolubles y mejor metabolismo.
En cambio, muchos “desnatados” y “light” esconden azúcares y aditivos que los hacen menos recomendables de lo que se puede pensar.
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En la opinión de la doctora Montse Prados Pérez, miembro del grupo de trabajo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, los productos desnatados pueden tener utilidad en situaciones clínicas concretas.
Declara que pueden ser útiles en pacientes con hipercolesterolemia familiar o en aquellos que deben seguir dietas estrictamente hipocalóricas o muy bajas en grasa por prescripción médica, mientras que en la población general no hay evidencia sólida de que los lácteos desnatados sean más saludables que los enteros.
De hecho, la grasa láctea contiene ácidos grasos bioactivos que pueden tener efectos beneficiosos sobre la saciedad y el metabolismo.
Añade que en niños, adolescentes y personas mayores estarían desaconsejados los productos desnatados, ya que en estas etapas la grasa láctea aporta energía, vitaminas liposolubles y componentes esenciales para el desarrollo neurológico y hormonal.
Ella indica que, aunque en general es recomendable tomar la formulación entera por las grasas saludables que aporta, excepto en situaciones especiales, también se desaconseja en personas con tendencia al hambre emocional o ingesta compensatoria, ya que los productos desnatados suelen ser menos saciantes y pueden favorecer un mayor consumo calórico posterior.
Y es que explica que un producto sea desnatado implica que se le ha eliminado total o parcialmente la grasa original en un proceso que modifica su textura, sabor y perfil nutricional, en muchos casos para mejorar la palatabilidad, añadiéndoseles azúcares, almidones o edulcorantes, lo que puede reducir la calidad nutricional del producto final.
Los lácteos desnatados no se aconsejan para niños, adolescentes y personas mayores. | Foto: Pexels.
En el caso de los productos “light“, señala que esta denominación indica una reducción del 30% en calorías o en un componente concreto respecto al producto original, pero no garantiza que sea saludable.
Señala Prados que muchos productos “light” contienen más aditivos o sustitutos del azúcar que pueden alterar la microbiota intestinal y los mecanismos de regulación del apetito; además de que, aunque se reduzcan las calorías un 30%, pueden seguir siendo muy calóricos, como el caso de las mayonesas que no son saludables.
La situación, de acuerdo con la doctora, es que cuando se ve un producto con el denominativo de “light” o “desnatado“, se piensa que es saludable y en ocasiones puede ser que lo sea algo más. Afirma que con frecuencia son iguales o incluso tienen menos valor nutricional, como el caso de elegir un yogur natural desnatado en lugar de uno entero.
Por lo tanto, la recomendación general es priorizar alimentos frescos y mínimamente procesados frente a productos industriales, independientemente de si llevan la etiqueta de “desnatado” o “light“, según la experta.
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