¿Los lácteos inflaman? 10 mitos que la ciencia desmiente

¿Realmente esas gotas de leche en tu café matutino podrían desatar un incendio en tu organismo? Los lácteos, como la leche, el yogur y el queso, han sido parte de la dieta humana durante milenios. Sin embargo, en los últimos años, se ha popularizado la idea de que su consumo puede causar inflamación, especialmente en personas que buscan seguir dietas más “limpias” o “antiinflamatorias”. ¿Qué tanto de esto es verdad y qué tanto es un mito? Esto dice la ciencia.

Revisamos estudios de referencia y consultamos a especialistas en gastroenterología y cardiología para poner a prueba 10 creencias populares sobre los productos lácteos.

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1. “Los lácteos causan inflamación en todas las personas”

Este es probablemente el mito más común. La realidad es que la evidencia científica no respalda la idea de que los lácteos provoquen inflamación en personas sanas. Un metaanálisis publicado en 2020 en Journal of the American College of Nutrition revisó 52 estudios clínicos y concluyó que los lácteos no tienen efectos proinflamatorios en la mayoría de la población. De hecho, en algunos casos incluso se observó un efecto antiinflamatorio.

2. “La leche entera es más inflamatoria que la descremada”

Aunque la leche entera contiene más grasa saturada, eso no significa automáticamente que sea inflamatoria. Estudios como los publicados en Critical Reviews in Food Science and Nutrition han encontrado que los lácteos enteros no aumentan los marcadores de inflamación y pueden formar parte de una alimentación saludable, especialmente cuando se consumen con moderación.

3. “Si tienes acné, debes eliminar los lácteos”

Esta creencia tiene algo de fundamento, pero no es aplicable a todas las personas. Algunos estudios han encontrado una asociación entre el consumo de leche —especialmente la descremada— y el acné, pero no se ha probado una relación causal directa. Además, el acné tiene múltiples factores: hormonales, genéticos y ambientales.

4. “Todos los productos lácteos fermentados son antiinflamatorios”

No necesariamente. Aunque alimentos como el yogur natural o el kéfir pueden tener efectos beneficiosos sobre la microbiota intestinal, lo cual se asocia con menor inflamación, no todos los productos fermentados son iguales. Algunos yogures comerciales tienen grandes cantidades de azúcar, lo que puede anular sus beneficios.

5. “La intolerancia a la lactosa es lo mismo que la inflamación”

La intolerancia a la lactosa es una condición digestiva causada por la deficiencia de lactasa, la enzima que digiere el azúcar natural de la leche. Esto puede causar malestares como hinchazón, gases y diarrea, pero no se trata de inflamación sistémica, como la que ocurre en enfermedades crónicas.

6. “Si tengo artritis, debo evitar los lácteos”

Las personas con enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide a menudo temen que los lácteos empeoren sus síntomas. Sin embargo, algunos estudios, como uno publicado en Nutrition Research Reviews, han mostrado que el yogur y otros productos lácteos fermentados pueden tener efectos positivos en personas con artritis, gracias a su contenido de probióticos.

7. “Los lácteos vegetales son siempre una mejor opción”

Las bebidas vegetales como la de almendra, avena o soya pueden ser una buena alternativa, especialmente para quienes tienen alergia o intolerancia a la leche de vaca. Pero no todas son nutricionalmente equivalentes: algunas contienen azúcares añadidos, poca proteína o no están fortificadas con calcio ni vitamina D, lo cual puede afectar la salud ósea.

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8. “Eliminar los lácteos me hará sentir menos hinchado”

Esto puede ser cierto si tienes intolerancia a la lactosa o sensibilidad a ciertos componentes de la leche. Pero si no tienes estos problemas, eliminar los lácteos no reducirá necesariamente la hinchazón abdominal. Además, al eliminarlos sin justificación, podrías dejar de obtener nutrientes importantes como calcio, fósforo y vitamina B12.

9. “Los lácteos causan mucosidad e inflamación respiratoria”

Este es un mito muy antiguo. Aunque algunas personas perciben que la leche espesa la saliva, no hay evidencia científica que indique que los lácteos aumenten la producción de moco o empeoren afecciones respiratorias como el asma.

10. “Es mejor prevenir y eliminar los lácteos por si acaso”

A menos que tengas una condición específica diagnosticada (como intolerancia a la lactosa, alergia a la caseína o alguna enfermedad inflamatoria intestinal), no hay necesidad de eliminar los lácteos. Su consumo, dentro de una dieta equilibrada, puede ser beneficioso para la salud ósea, cardiovascular e incluso metabólica.

Conclusión

La idea de que los lácteos “inflaman” es una simplificación excesiva que no se sostiene al revisar la literatura científica actual. Si bien hay personas que pueden beneficiarse de reducir o eliminar estos productos (como quienes tienen alergias o intolerancias), para la mayoría de la población los lácteos no solo no causan inflamación, sino que pueden ofrecer efectos protectores.

Antes de hacer cambios drásticos en tu alimentación, lo ideal es consultar con un profesional de la salud o un nutricionista certificado.

Fuentes consultadas:

  • Bordoni, A. et al. (2017). Dairy products and inflammation: A review of the clinical evidence. Critical Reviews in Food Science and Nutrition.

  • Moosavian, S. P., et al. (2020). Dairy products consumption and inflammatory biomarkers: A systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Journal of the American College of Nutrition.

  • Harvard T.H. Chan School of Public Health. “The Nutrition Source: Dairy”.

  • Biesiekierski, J. R. (2017). What is gluten? Journal of Gastroenterology and Hepatology.

  • National Institutes of Health. Lactose Intolerance.

 

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