La artritis es la inflamación de las articulaciones. Se caracteriza por dolor, aumento de la temperatura local, coloración rojiza y limitación a la movilidad en una o varias articulaciones.
Pero va más allá, pues puede generar daños en el Sistema Nervioso Central como convulsiones, meningitis, irritabilidad y alteraciones en el estado de conciencia.
Aunque muchos no lo saben, esta enfermedad también ataca a los menores.
Antes se le conocía como artritis reumatoide juvenil o artritis crónica juvenil, pero ahora se le llama Artritis Idiopática Juvenil (AIJ), y es el tipo más frecuente de artritis en los menores de 16 años.
En el mundo hay alrededor de 2 millones de niños afectados. En México, la prevalencia estimada es de 80 a 90 casos por cada 100 mil menores, explica a Selecciones el reumatólogo pediatra, Dr. Enrique Faugier Fuentes.
Al ser una enfermedad de progresión lenta, suele confundirse con otros padecimientos, lo que dificulta su detección y tratamiento oportunos.
Si bien no es mortal, los niños que la padecen suelen interrumpir sus actividades y su vida cotidiana debido a los intensos dolores que sufren, lo cual puede provocar serias repercusiones en su salud mental.
Se estima que hasta el 15 por ciento de los niños con AIJ presentan depresión clínica, y otro 20% quizá tenga problemas en el estado de ánimo a nivel subclínico o de grado leve. (Conoce por qué los niños japoneses son los más saludables).
Una articulación inflamada está adolorida, pero además está hinchada, roja, caliente, duele al moverla y limita las funciones del niño como jugar o peinarse.
Para un diagnóstico adecuado entran en juego todos los niveles de identificación. Lo primero es que a los padres les llame la atención que el niño tenga dolor e inflamación en las articulaciones. Luego debe acudirse al especialista, que es el reumatólogo pediatra.
Por costumbre lo llevan con el médico familiar o con el pediatra que, por la baja frecuencia de esa enfermedad en esa etapa del desarrollo no la identifica de primer intención, precisa el Dr. Enrique Faugier Fuentes.
“Por eso insistimos en que si hay dolor e inflamación persistente por seis semanas los padres opten por acudir al especialista, que es el reumatólogo pediatra, pues a veces se acude al ortopedista”.
Hay que resaltar que la AIJ a nivel mundial tarda en diagnosticarse entre tres y seis meses.
La edad de inicio y de alta incidencia de esta enfermedad es en niños de entre 2 y 4 años, lo cual sorprende tanto a padres como a personal de salud que no está muy relacionado con la AIJ. “A esa edad es el pico más alto y luego viene otro entre los 7 y los 10 años”.
Es una enfermedad autodestructiva, si no se diagnostica de manera adecuada provoca un daño progresivo, incapacitante de deformidades. “Los niños con dolor y con limitaciones de movimiento ven afectada su calidad de vida y su desarrollo”, precisa el reumatólogo pediatra.
De no ser evaluado, diagnosticado y tratado en forma adecuada puede tener defectos en su crecimiento, asimetría en piernas, deformidades, incapacidad para la movilidad adecuada de dedos, manos, codos, muñecas, etc.
El niño no podrá ser un adulto autosuficiente si no es tratado a tiempo. El 20 por ciento de los adultos con artritis iniciaron en su edad pediátrica o en la adolescencia. “Por eso debemos hablar de la artritis idiopática juvenil para identificarla y controlarla de manera adecuada”.
Lamentablemente no existe un estudio de laboratorio que determine que es AIJ. El diagnóstico se realiza mediante una metodología de exclusión, es decir, elimino las causas de la inflamación articular. Analizar si hubo un golpe o si no se trata de lo que se conoce como artritis reactiva u otros tipos de artritis.
La artritis reactiva puede ser desencadena por una infección importante, es decir, una infección de garganta o de vías urinarias y en ese momento se inflaman las articulaciones.
El médico debe evaluar si son necesarias pruebas de laboratorio para determinar procesos infecciosos inflamatorios incluso neoplásicos tipo leucemia.
Ni radiografías ni resonancias darán el diagnóstico, pero sí existen ciertos marcadores, como el factor reumatoide, que orientan al diagnóstico, pero no son específicos de la enfermedad, pues pueden estar presentes en personas sanas.
La artritis idiopática juvenil es de origen autoinmune. Esto significa que el sistema de defensas o sistema inmunitario sufre una desorganización y ataca al mismo organismo, se autoagrede.
En este caso hace una autodestrucción selectiva de las articulaciones lo que provoca, por una reacción autoinmune, inflamación autodestructiva articular.
Pero actualmente es posible realizar diagnósticos oportunos que permitan dar inicio a tratamiento eficaz y seguro, dejando atrás a la época en que esta enfermedad podía considerarse incapacitante debido a las complicaciones.
Los tratamientos también han evolucionado con el uso de fármacos de tipo biológico, que no son más que anticuerpos que bloquean sustancias en nuestro organismo que producen inflamación.
Adicional al tratamiento farmacológico es muy importante la rehabilitación, que tiene por objetivo mantener la movilidad de las articulaciones, mantener la fuerza muscular, disminuir dolor, prevenir vicios posturales o problemas al caminar y evitar así secuelas importantes.
“No queremos niños con dolor, no queremos que la artritis les robe la infancia, queremos niños jugando, aprendiendo y soñando tranquilos” finaliza el reumatólogo pediatra Dr. Enrique Faugier Fuentes.
¡La artritis en niños sí existe! En caso de detectar un niño con dolor articular acude al reumatólogo pediatra.
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