Los piquituertos se alejan cuando no hay comida
La parte superior de su pico se yuxtapone sobre la parte inferior para formar un gancho doble que le permite sacar las semillas de las piñas de los pinos.
De vez en cuando, un aumento desmesurado de la población animal, conocido como “irrupción”, provoca que muchos animales se trasladen a otros territorios. Las irrupciones no ocurren con regularidad, por lo que no se les puede considerar migraciones.
Entre 1800 y 1965 se presentaron 67 irrupciones en la población de piquituertos de Europa, lo que trajo como consecuencia que grandes parvadas de estas aves abandonaran los bosques de coníferas del norte y se fueran al sur del continente. Se sabe que algunas aves viajaron 4,000 km hasta el suroeste de España.
El piquituerto se alimenta exclusivamente de semillas de coníferas. La parte superior de su pico se yuxtapone sobre la parte inferior para formar un gancho doble que le permite sacar las semillas de las piñas de los pinos y de otros árboles. Cuando la comida abunda, el piquituerto permanece todo el año en los bosques de coníferas del norte, pero si se acaba, se ve obligado a abandonar el hogar en busca de un mejor lugar para vivir.
Las irrupciones, por lo general, ocurren después de una temporada de reproducción abundante. Muchos piquituertos, guiados por individuos jóvenes, salen en busca de otros bosques de coníferas donde puedan alimentarse. Algunos llegan tan lejos que no pueden regresar al punto de partida.
Los individuos que no encuentran un lugar apropiado, donde haya suficiente comida, mueren, pero los demás permanecen en el lugar durante algunos años antes de regresar al norte.
Las arañas, los ácaros y otros pequeños insectos no son buenos voladores; en realidad, algunos ni siquiera pueden volar mal. No obstante, se les ha encontrado a 5 000 m en el aire. Se conocen, en conjunto, como “plancton aéreo”, y son arrastrados por las corrientes de aire.
Al salir del capullo, la pequeña araña se aleja del grupo en busca de un punto donde sople con fuerza el viento (una hoja de pasto o una rama, por ejemplo). Ahí, levanta el abdomen al aire y libera un hilo de seda que el viento captura y arrastra; entonces, el insecto recién nacido se deja llevar por la corriente y realiza un viaje en una especie de paracaídas de una sola cuerda.
Algunos otros pequeños organismos, como el pulgón del frijol, vuelan hacia las capas superiores de la atmósfera atraídos por la luz ultravioleta del Sol, y quedan atrapados por corrientes de aire caliente que los arrastran a grandes distancias. Este eficaz medio de dispersión les permite cruzar barreras como las montañas, los océanos y los desiertos, que restringen su movimiento.
En ocasiones, el plancton aéreo es llevado demasiado lejos por el viento: en el hielo de Groenlandia se han encontrado enjambres de pulgones y de moscas sírfidas. Aquí, con temperaturas bajas y poca comida, seguramente murieron pronto.
Todas las especies de cirrípedos tienen algo en común: son incapaces de viajar a menos que se adhieran a la piel de una ballena o a un barco, por lo que mandan a sus larvas a colonizar otros lugares.
Al principio, las larvas nadan débilmente y se alimentan de pequeñas plantas para almacenar grasas. Después de tres semanas, aproximadamente, dejan de comer y comienzan a buscar un lugar para establecerse. Cuando lo encuentran, lo examinan en busca de la presencia de otros cirrípedos (a todas las especies les gusta la compañía de sus congéneres), reconocen el área y determinan cuál es la fuerza y la dirección de la corriente marina.
Si el lugar es el adecuado, la larva se establece y comienza a transformarse en adulto. Millones de cirrípedos nunca encuentran un hogar y se quedan vagando en el agua hasta que mueren o son devorados.