Ya sabemos que el cambio climático pone en riesgo al ser humano por el calentamiento global, el cual los últimos 200 años nosotros somos los responsables.
Mucha gente piensa que el cambio climático significa principalmente temperaturas más cálidas. Pero el aumento de la temperatura es sólo el principio de la historia. Como la Tierra es un sistema, en el que todo está conectado, los cambios de una zona pueden influir en los cambios de todas las demás.
Las consecuencias del cambio climático incluyen ahora, entre otras, sequías intensas, escasez de agua, incendios graves, aumento del nivel del mar, inundaciones, deshielo de los polos, tormentas catastróficas y disminución de la biodiversidad.
Y para colmo este fenómeno también conlleva otros peligros que no están tan a la vista: es el caso de los ‘virus zombis’.
Y no, no nos referimos a un virus mutante que nos convertirá en zombis. Se trata de antiguos virus que viven congelados en el permafrost en zonas frías del planeta como Siberia o Alaska, pero que, debido al calentamiento global, pueden quedarse libres de nuevo.
De acuerdo a información que recoge el Daily Mail, un equipo internacional de investigadores de instituciones de Rusia, Alemania y Francia advierte que se ha subestimado “el riesgo de que las partículas virales antiguas sigan siendo infecciosas”.
Estos científicos ahora creen que “el riesgo aumentará en el contexto del calentamiento global, en el que el deshielo del permafrost seguirá acelerándose”, desencadenando algunas enfermedades que habían estado atrapadas en el hielo desde tiempos prehistóricos.
El equipo, que incluye expertos en genómica, microbiología y geociencia, algunos de los cuales han estado rastreando estos virus ‘zombis’ resucitados durante casi una década, publicaron sus hallazgos en la revista Viruses en febrero pasado.
Estos son los seis virus zombis que nos amenazan:
Ligeramente más pequeño que el P. sibericum (tan pequeño como 0,6 micrómetros), el Mollivirus sibericum es otro virus gigante que no es una amenaza para los humanos o los animales, pero su proximidad al P. sibericum dejó a los científicos preocupados de que el permafrost estuviera repleto de patógenos muertos vivientes.
“No podemos descartar que los virus distantes de las antiguas poblaciones humanas (o animales) siberianas puedan resurgir a medida que las capas de permafrost del Ártico se derritan o se vean interrumpidas por las actividades industriales”, dicen los expertos.
Con aproximadamente 1,5 micrómetros, P. sibericum tiene más de siete veces el tamaño de un virus moderno que infecta a los humanos, que generalmente oscila entre 20 y 200 nanómetros.
Extraído por primera vez del permafrost siberiano en 2014, desde 30 m bajo tierra, el gigantesco virus antiguo Pithovirus sibericum es uno de los pocos virus visibles bajo un microscopio óptico ordinario.
“La facilidad con la que se aislaron estos nuevos virus sugiere que las partículas infecciosas de virus específicos de muchos otros huéspedes eucariotas no probados incluidos humanos y animales probablemente siguen siendo abundantes en el antiguo permafrost”, dicen los expertos.
A fines de la década de 1990, el patólogo sueco Johan V. Hultin encontró un alijo de ARN del virus de la gripe de 1918 (la ‘gripe española’) en los pulmones de una mujer muerta por el virus casi 80 años antes.
Hultin, en colaboración con el Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas de EE UU, exhumó el cuerpo de una gran mujer inuit enterrada en una fosa común de víctimas de la influenza cerca de una aldea remota en las afueras de la ciudad de Brevig Mission, Alaska.
Gracias al permafrost, se conservó tan bien suficiente ARN del virus que los investigadores pudieron secuenciar el genoma completo de la cepa de 1918.
Pero el descubrimiento fue tanto una victoria para los investigadores médicos como un oscuro presagio de otras enfermedades que podrían quedar congeladas en el tiempo bajo el hielo.
Tanto el Mamut pandoravirus como el Mamut megavirus fueron descubiertos en un montón de hielo y lana de mamut congelada de 27.000 años de antigüedad en las orillas del río Yana en Rusia.
Al igual que los antiguos virus gigantes, se ha demostrado que estos dos virus son capaces de matar amebas. Si bien estos dos virus no han podido infectar células humanas y de ratón, los investigadores no creen que sea el momento de respirar aliviados todavía.
Los expertos creen que es “legítimo reflexionar sobre el riesgo de que las partículas virales antiguas sigan siendo infecciosas y vuelvan a circular por la descongelación de las antiguas capas de permafrost”.
Un antiguo pariente del virus de la peste porcina africana, el Pacmanvirus lupus, se encontró descongelándose de los intestinos congelados de un lobo siberiano de 27.000 años de antigüedad.
La viruela no necesita presentación. La brutal enfermedad fue erradicada oficialmente a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud, en 1980.
Pero en 2004, científicos franceses y rusos encontraron viruela dentro de una momia siberiana helada de 300 años congelada en la tundra de la República Sakha de Rusia.
Con información de MSN
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