Vas saliendo a la oficina y te das cuenta que tu manicura se arruinó. Pero antes de abrir la botella de esmalte en tu escritorio, recuerda que su olor puede ser nauseabundo para algunos.
“Pintarnos las uñas es parte de nuestro arreglo personal, y no deberíamos hacerlo en público”, dice Elaine Swann, experta en estilo de vida y etiqueta. “Además, el olor del esmalte puede ser ofensivo para los demás, y necesitamos ser conscientes de no hacer algo que moleste a otros”. Y disfrutar una hora en el salón de belleza es mucho más relajante que pintarte sobre la marcha.
Hay ciertas reglas a seguir para probarse la ropa en una tienda. Según Swann, las prendas exteriores, como suéteres, abrigos y chalinas pueden medirse sin entrar al probador, pero no ocurre igual cuando se trata, digamos, de unos shorts o de una blusa.
Si usarás la prenda directamente sobre tu piel, dirígete al probador para asegurarte de que se ajusta correctamente. No quieres exhibirte ante nadie, ni gastar en una prenda que no te probaste bien y que resulta que te queda demasiado grande o muy pequeña.
Piensa en todos los lugares sucios en los que dejas tu bolsa, como el piso de tu auto. La parte inferior de la bolsa probablemente esté repleta de gérmenes que ciertamente no deseas transferir a la mesa de la cocina, a tu sofá o hasta en tu cama.
Sí, es fácil dejarlo en el mostrador de la cocina o en la mesa del comedor, pero no lo hagas. Cuelga tu bolsa en el respaldo de una silla, en un gancho o en una mesa especial, dice Swann.
“Si puedes hacerlo discretamente, va”, dice Swann, pero enfatiza la palabra “discretamente”. Si estás en una habitación abarrotada, quizá no puedas acomodarte los calzones porque no querrás que nadie te sorprenda con las manos en el trasero.
Es un poco más fácil subir un tirante del sostén, pero si tienes que reacomodarte los senos, siempre hay que hacerlo en privado. Tu mejor opción es dirigirte al baño más cercano y hacer todos los ajustes necesarios antes de regresar al mundo.
Cepillarte el cabello es totalmente permisible en un baño, incluso uno público, pero no está bien realizar esta tarea afuera. No importa cuán cuidadoso seas, el cabello suelto puede volar y llegar a cualquier lugar.
Si te cepillas el pelo en un baño público, Swann sugiere “prestar atención al lenguaje corporal de las personas y asegurarte de no abarcar todo el espacio”. Y si es absolutamente imprescindible cepillarte el pelo en público, intenta asegurarte de que no haya nadie cerca de ti.
Cualquier actividad de aseo que implique la eliminación de tu ADN, como cortarte las uñas o depilarte las cejas, debería hacerse en la privacidad de tu hogar. Sin embargo, Swann sabe que ciertas situaciones surgen cuando estás en el camino: quizá necesites arrancarte algunas cejas antes de una gran reunión, o a tu pareja se le olvidó limpiarse las uñas antes de la fiesta.
Si estás desesperada, dirígete a un baño. “La clave es ser consciente de las personas que te rodean y no ensuciar“, dice Swann. “Limpia una vez que hayas terminado”.
Volar es estresante y hay muchas cosas que debes llevar. Aunque no queremos agregar una más a tu lista, es importante que comiences a llevar un aerosol desinfectante para el baño cuando viajes, porque a veces simplemente tienes que ir.
Para muchos, defecar en un avión es repulsivo y asqueroso, pero a veces simplemente no es posible retenerlo. “Es mejor dejar que tu cuerpo haga lo que debe hacer”, alienta Swann, “solo toma en cuenta a la persona que entrará después de ti”.
Siempre descarga el inodoro (obvio) y rocía un desodorante para reducir los malos olores.
“Eso es un absoluto no”, dice Swann. Resiste la tentación de meterte el dedo y usa un pañuelo desechable. No solo es completamente repugnante, sino que picarte la nariz también puede ser perjudicial.
Y no, no puedes hacerlo “discretamente” en público.
Cuándo y dónde te maquillas o retocas tu maquillaje marca toda la diferencia cuando se trata de etiqueta. Por ejemplo, si estás esperando la cuenta en un restaurante, está perfectamente bien volver a aplicar el lápiz labial o el brillo de labios, pero cualquier otro producto, como rímel o polvo, debe hacerse en el baño.
Si viajas en transporte público en su camino al trabajo, Swann cree que es permisible aplicar la mayoría de tu maquillaje como lo harías en casa. “Mientras limites tu espacio, hazlo”, dice ella.
Solo ten cuidado de no aplicar accidentalmente lápiz labial en tu mejilla, o sacarte un ojo con el rímel máscara si el autobús se detiene repentinamente.
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