En la mitología griega, Paris tenía la esperanza de que su manzana de oro lo ayudaría a ganarse el amor de Helena de Troya. Y se dice que en la época colonial en Nueva Inglaterra, si una mujer joven pelaba una manzana en una sola pieza continua, debía arrojar la piel por encima de su hombro y luego ver qué letra se formaba en el piso, ya que esa sería la inicial del nombre de su futuro esposo.
En el libro del Génesis no se menciona explícitamente cuál fue la fruta con la que Eva persuadió a Adán. En la Biblia hebrea se utiliza el término genérico peri, palabra que los académicos afirman puede utilizarse para describir un higo, una uva, un pomelo, un damasco y hasta incluso trigo.
Otra referencia bíblica a las manzanas aparece en el Salmo 17; David usa este término cuando habla con Dios: “Guárdame como a la manzana de tus ojos; refúgiame a la sombra de tus alas”. ¿Acaso David parece algo engreído? ¿Asume que es el favorito de Dios? No necesariamente. Se cree que el uso que se hace de este término en la Biblia es una manera poética de referirse a la pupila del ojo, un objeto delicado y preciado que también es redondo.
Las manzanas cultivadas en los Estados Unidos durante los siglos 18 y 19 solían terminar en barriles de sidra más que en tortas o preparaciones de pastelería. “En las áreas rurales, la sidra reemplazaba no solo al vino y a la cerveza, sino también al café, al té, al jugo y hasta al agua”, escribió el autor Michael Pollan en su libro The Botany of Desire.
El dicho “una manzana al día aleja al doctor de tu vida”, parece tener algo de cierto. Una manzana grande contiene aproximadamente 115 calorías y cinco gramos de fibra, y los polifenoles y fibras de la fruta ayudan a mantener el equilibrio de las bacterias intestinales.
Además, siempre es preferible comerlas sin pelar: dos tercios de los antioxidantes y gran parte de su fibra se encuentran en la piel.
También es preciso decir, y Blancanieves puede dar fe de esto, que las manzanas no son enteramente benignas. Las semillas de manzana contienen un compuesto llamado amigdalina que es parte del sistema de defensa de la fruta.
Al machacar o masticar semillas de manzana, la amigdalina se puede degradar y convertirse en cianuro de hidrógeno, un componente que puede resultar letal en altas dosis. Sin embargo, se necesitarían al menos 160 semillas de manzana para poner en riesgo la vida de un adulto. Las manzanas pueden ayudar y dañar a tu cuerpo.
La enzima responsable de que las manzanas adquieran ese característico tono amarronado no es del todo dañina; es capaz de contraatacar los componentes picantes del ajo. Así es: comer manzana ayuda a combatir el aliento a ajo.
Colocar un bol con manzanas sobre una mesa de la casa puede verse muy decorativo, pero si deseas que se conserven en buen estado, guárdelas en la heladera, ya que la baja temperatura desacelera el proceso de maduración.
Los agricultores almacenan las frutas en frío durante un mes o dos, el tiempo máximo que suelen durar casi todas las variedades de manzanas.
¿Cómo fue que esta humilde fruta se convirtió en el símbolo de una de las empresas más famosas y prósperas del mundo? Un día, a mediados de la década de 1970, Steve Wozniak fue a buscar a Steve Jobs al aeropuerto. Debían entregar la documentación de su naciente compañía de computación al día siguiente.
Jobs venía de podar manzanos en Oregón y cuando comenzaron a pensar posibles nombres (Matrix, Exec u tek y Personal Computers Inc., entre ellos), él sugirió Apple Computer. “Sonaba divertido, animado y no intimidante.
La palabra ‘Apple’ ayudaría a suavizar el término ‘computadora’”, dijo Jobs. “Además, apareceríamos antes que Atari en la guía telefónica”.
Lamentablemente, este no fue el primer supergrupo en utilizar Apple como apodo corporativo. En 1968, los Beatles formaron Apple Corps para representar sus intereses creativos. Ante la popularidad alcanzada por Apple Computer, ambas empresas llegaron a un acuerdo y resolvieron que Apple Computer mantendría su logo y nombre fuera de la industria musical.
La situación cambió en 2003, cuando Apple comenzó a vender música a través de iTunes. Transcurrieron siete años más hasta que los Beatles finalmente resolvieron “dejar ser” la cuestión y permitieron que iTunes ofreciera su música al mundo.
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