Marihuana ayudaría en lesiones de médula ósea y craneal
Sería un gran auxiliar para una persona sufrió una lesión severa de médula ósea o craneal en la recuperación motora, gracias a las propiedades de aquéllos para proteger las células.
El tratamiento con WIN o anandamida equivaldría a que una persona pudiera caminar con bastón luego de una lesión.
El suministro de neuroprotectores de origen cannábico –WIN o anandamida– pocas horas después de que una persona sufrió una lesión severa de médula ósea o craneal sería un gran auxiliar en la recuperación motora gracias a las propiedades de aquéllos para proteger las células.
La neuroprotección se refiere a los mecanismos para evitar la muerte de las neuronas a través del desarrollo de fármacos y su principal campo de estudio está en ratas a las que se provoca una enfermedad, incluida la lesión traumática de la médula espinal.
La búsqueda de efectos de los cannabinoides en la neuroprotección se da en primer lugar porque los padecimientos que combate son agudos, entre ellos destaca la lesión en médula propiciada por una caída o un accidente automovilístico, la cual es mucho más común de lo que se cree, explica Camilo Ríos Castañeda, profesor-investigador del Departamento de Sistemas Biológicos de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Para la experimentación se hace una contusión controlada por computadora en la médula de una rata y a las 24 horas de la lesión traumática resulta evidente un aumento en el indicador de daño a membranas celulares, pero luego de la aplicación de anandamida o WIN, que actúan sobre los sectores dañados con gran potencia, ambos logran reducir el efecto, pero el segundo lo hace en forma significativa.
Un video mostró que la rata tratada con WIN recupera la movilidad de sus patas inferiores a diferencia de la otra que pierde el control motor, indicando un efecto neuroprotector a las horas de la lesión, lo que equivaldría a que una persona pudiera caminar tras una lesión con ayuda de un bastón.
Sin embargo, para obtener mayores logros debe pasar a la fase clínica, como ha ocurrido con otras investigaciones de Ríos Castañeda, como la Dapsona que fue probada en cinco pacientes con lesión traumática en médula espinal y 150 con infarto cerebral; ahora se espera que la nueva legislación apruebe el uso en seres humanos.
En la mesa redonda Actualización en la regulación sanitaria y uso medicinal y lúdico del cannabis, el investigador se refirió a los tres grupos de compuestos cannabinoides: el primero de ellos conocido como herbarios o fitocannabinoides, seguido de los endógenos producidos de manera natural por cada organismo con acciones similares a las de los compuestos de la planta y en tercer lugar los sintéticos que son las modificaciones químicas que han sufrido las moléculas inicialmente fitocannabinoides.
En sus investigaciones sobre neurotransmisores y en particular en cannabinoides ha comprobado que, como cualquier otro compuesto, poseen efectos adversos relacionados con la dosis, pues no hay sustancias tóxicas y no tóxicas, sino dosis a las cuales se manifiesta o no la toxicidad.
Al usarlo crónica y controladamente en pacientes con epilepsia refractaria se observaron efectos adversos leves como somnolencia en 25 por ciento de los pacientes, pérdida de apetito en 19 por ciento, diarrea en 19 por ciento, fatiga en 13 por ciento y convulsiones en 13 por ciento, además de estatus epiléptico en nueve por ciento, una condición muy grave que lleva a la muerte.
En casos de infarto cerebral el éxito de su aplicación y aprobación permitiría que éste dejara de ser la primera causa de discapacidad en el mundo.