Cinco años. ¿Te parecen mucho o poco tiempo? Tal vez depende del enfoque. Para una persona con un cáncer incurable saber que puede vivir ese tiempo —en el cual tal vez vea el nacimiento de su primer nieto o asista a la boda de su hija— puede ser toda una vida, sobre todo cuando en México el cáncer de mama se diagnostica en etapas avanzadas.
En el 2020 en el país se registraron más 190 mil nuevos casos de cáncer y más de 90 mil muertes por esta causa. El cáncer de mama ocupa el primer lugar en número de casos nuevos de cáncer a nivel nacional, seguido por el de próstata, de tiroides, colon y cervicouterino.
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México tiene problemas para el diagnóstico temprano de cáncer de mama, explica a Selecciones la Dra. Connie Zuratzi Deneken Hernández.
En Estados Unidos, por ejemplo, entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento pasan unos 48 días, en Francia 34 días, mientras que en México son siete meses. “Un par de semanas no tendrán un impacto real en el pronóstico de vida de nuestra paciente, pero 7 meses sí” precisa.
El retraso es multifactorial, pero principalmente se deriva de las limitaciones propias del sistema de salud. Cuando se diagnostica en etapas tempranas —como sucede en países avanzados— el 95 por ciento de las mujeres con esta enfermedad alcanza una supervivencia de hasta cinco años.
“Pero esa supervivencia cae drásticamente conforme avanza la enfermedad” precisa la especialista, quien funge como Medical Science Liaison en Novartis.
En países como Estados Unidos, esa supervivencia de más de 95 por ciento de la etapa clínica 1 cae hasta 28 por ciento en Estados Unidos.
En ese país una enfermedad localizada se diagnostica en el 63 por ciento de las pacientes. En México no es así. Cuando no vale la pena combatir el cáncer de mama con quimioterapia.
Un estudio del Instituto Nacional de Cancerología arrojó que la mayoría de los casos se diagnostican en las etapas 3 y 4. La cuatro significa enfermedad metastásica, es decir, que ya se diseminó a otros órganos del cuerpo.
Ello explica porqué el cáncer de mama ocupa el primer lugar en casos nuevos y el primer lugar en muerte para la mujer.
Por otra parte, se ha identificado que la población mexicana tiene algunas mutaciones específicas, pero son cosas muy puntuales de pacientes con cáncer de mama muy jóvenes y que además tienen un subtipo que se llama triple negativo.
La aparición de inhibidores de CDK4 ha incidido en las decisiones de tratamiento para pacientes con cáncer de mama positivo para HER2 y negativo para el receptor de hormonas (HR), lo que permite más opciones.
Hasta la aparición de los inhibidores CDK4 se notó un aumento en la supervivencia y en la calidad de vida pacientes con cáncer de mama.
La llegada de una molécula llamada trastuzumab y luego la combinación con pertuzumab marcó un hito muy importante en el tratamiento de esta enfermedad.
Existen estudios en los cuales se ve claramente que antes de la aparición de ese medicamento la expectativa de vida no iba más allá del 20 por ciento a cinco años.
Además, el beneficio era solo para esas pacientes, o sea, las pacientes que tenían HER2 sobreexpresado. Las demás tenían un comportamiento muy similar con una duración de la respuesta al tratamiento promedio de un año.
No eran resultados tan alentadores, pero en los últimos cinco, seis años ha cambiado este panorama para el tratamiento de la otra población de pacientes con cáncer de mama, a las cuales podemos dividirlas en tres:
Con el impacto tan importante que ya demostraron los nuevos inhibidores de CDK4 a lo largo de este tiempo en la supervivencia, tal y como se observó en los estudios los MONALEESA 7 y 3, definitivamente deben ser parte de la buena práctica clínica.
Los inhibidores de CDK4 (ribociclib) son una estrategia terapéutica en la que actualmente se han puesto grandes esperanzas.
Con el impacto tan importante que ya demostraron los inhibidores de CDK4 a lo largo de este tiempo en la supervivencia, definitivamente deben ser parte de la buena práctica clínica.
Además del control de la enfermedad, que se traduce en un aumento en la supervivencia, esos medicamentos ofrecen una buena calidad de vida y eso también traduce un aumento en el período libre de quimioterapia, explica Deneken Hernández.
Los avances en México son alentadores. “Me atrevo a decir que en cuanto a conocimientos y acceso a información no se queda atrás con los otros países, en ese sentido las mexicanas pueden sentirse tranquilas”.
Aquí existen los mismos medicamentos que en Estados Unidos y México se rige por las guías internacionales, es decir, los mismos parámetros del buen actuar que se usan en Francia o Australia o cualquier otra parte del mundo.
“Estamos en el punto en el cual podemos ofrecerle a la paciente muy buen medicamento con muy buenas posibilidades de respuesta y control de la enfermedad y prolongando el tiempo en el cual la paciente pueda llegar a requerir quimioterapia” finalizó.
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