El cáncer de mama es una gran amenaza a la vida e integridad de las mujeres. Representa el 16 por ciento de todos los cánceres femeninos.
En la actualidad, dicho padecimiento destaca entre las féminas mexicanas como la tercera causa de muerte por tumores malignos. En el 2018, la Organización Panamericana de la Salud expuso que cada año más de 462 mil mujeres son diagnosticadas en el continente americano, y si la tendencia continúa se prevé que los casos podrían aumentar 34 por ciento durante los próximos 20 años.
Una de las preguntas más comunes de las mujeres es a qué edad se deben realizar la primera mastografía. De acuerdo con el Dr. Santiago Sherwell, cirujano mastólogo, se recomienda hacerla a partir de los 40 años, si hay antecedentes familiares de cáncer de mama se aconseja que a veces desde los 20 años, ya que el riesgo de padecerlo se multiplica por dos.
La primera mastografía, también denominada mamografía, puede poner nerviosa a cualquiera.
Enfrentarse a algo que no se conoce –aparte de causar curiosidad, emoción o miedo– en este caso puede no sólo ser la diferencia entre sobrevivir o no, también puede determinar la calidad de vida de una mujer tratada por cáncer.
La mayoría de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama es detectada en etapas avanzadas, lo que dificulta en gran medida que el tratamiento ofrezca una mayor y mejor calidad de vida. Por ello, el único método con alta eficacia en su diagnóstico es la mastografía. En caso de que el diagnóstico de cáncer de seno sea positivo, habrá opciones de tratamiento que se adapten a cada caso.
Las etapas del cáncer mamario pueden causar diferentes síntomas que llegan a ser persistentes y representar cambios evidentes. El médico determinará la etapa o estadio de la enfermedad, con algunos estudios adicionales y con ello ayudará a conocer la mejor manera de tratarla.
Los efectos de los tratamientos contra el cáncer conllevan secuelas físicas, emocionales y estéticas. Aquí algunos tips para lidiar con las consecuencias en la apariencia.
Durante el tratamiento de quimioterapia, la pérdida del cabello es uno de los efectos secundarios más notorios. La caída masiva del cabello y la alopecia pueden aparecer de forma súbita o paulatina. Existen productos dedicados al cuidado, recuperación y protección del cuero cabelludo. En caso de caída parcial se sugieren champús y limpiadores sin químicos, y si se presenta caída masiva se puede apostar por la utilización de tejidos o pelucas.
Una gran opción son los turbantes oncológicos, elaborados con telas delicadas y transpirables.
El desarrollo en materia de cosmética especializada brinda opciones seguras para la piel que se enfrenta a radiación y quimioterapia, donde las secuelas más comunes son sensibilidad, irritación, enrojecimiento, resequedad y descamación.
Es posible utilizar productos minerales que mejoren visiblemente la piel.
Las mujeres mastectomizadas (que se les ha extirpado quirúrgicamente una o ambas mamas de manera parcial o completa) requieren de prendas post operatorias que brinden alivio y comodidad. También hay opciones de prótesis mamarias externas con diseños anatómicos.
El control integral de esta enfermedad abarca la prevención, la detección temprana, el diagnóstico, el tratamiento oportuno, la rehabilitación y los cuidados integrales. Además de la creciente necesidad de colaboración entre los distintos profesionales médicos y expertos de la salud femenina, los cuales han descrito estrategias para la prevención y control del cáncer mamario.
La detección a tiempo define el proceder de las pacientes. Los expertos recomiendan la autoexploración mensual, en definitiva este es uno de los pasos más importantes para la disminución de la tasa de mortalidad. Cada mes se debe definir un día posterior al ciclo menstrual donde se registren los senos, palparlos para revisar la presencia de algún bulto extraño o bien detectar alteraciones en la piel.
Con información de Top Care Store.