La risa, remedio infalible: Matoquismo, ¿qué es eso?
Cásate con un huérfano. De esa manera, nunca tendrás que pasar unas fiestas de fin de año aburridas en la casa de tus suegros...
Matoquismo
Según un estudio, las personas a las que las matemáticas les provocan ansiedad realmente sufren al usar la aritmética. La revista The Week pidió a sus lectores que le pusieran un nombre a ese padecimiento:
• Fibromiálgebra
• Aritmia
• Pi-graña
• Digititis
“Este año envolví mis regalos navideños con anticipación, pero utilicé un papel equivocado: decía ‘Feliz cumpleaños’. Como no quería desperdiciarlo, junto a la frase impresa en el papel escribí ‘Jesús’”.
Demetri Martin, comediante
En la antigua Grecia, un hombre llegó corriendo adonde estaba
Sócrates para contarle un chisme que había escuchado sobre Diógenes.
—Antes de hablar —lo interrumpió Sócrates—, ¿estás seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
—No —admitió el hombre.
—¿Lo que vas a decirme acerca de Diógenes es algo bueno?
—No, pero él…
—¿Esa noticia me beneficiará?
—No, pero Diógenes…
—Si lo que vas a decirme no es cierto, ni bueno, ni me beneficia en nada, ¿para qué quieres decírmelo entonces?
El hombre se alejó de allí, avergonzado. Y así fue como Sócrates jamás se enteró de que su esposa lo engañaba con Diógenes.
“Cásate con un huérfano. De esa manera, nunca tendrás que pasar unas fiestas de fin de año aburridas en la casa de tus suegros”.
George Carlin, comediante
“Lo que no me gusta de las fiestas navideñas de la oficina es que, al día siguiente, debo buscar un empleo nuevo”.
Phyllis Diller, comediante
Un empresario estaba un poco acomplejado porque no tenía orejas. Cierta vez que quería contratar un director, le preguntó a cada uno de los aspirantes:
—¿Nota algo raro en mí?
El primero de ellos respondió:
—Sí, señor. Me doy cuenta de que no tiene orejas.
El empresario le pidió que se marchara. Como la respuesta del segundo candidato fue la misma, le dijo que se fuera también.
El tercer aspirante, en cambio, tuvo una respuesta distinta.
—Sí, veo que usted usa lentes de contacto —le dijo.
El empresario quedó atónito.
—¿Cómo lo supo? —preguntó.
—Porque la gente que no tiene orejas debe usar lentes de contacto.