La circulación de las venas depende del movimiento de las piernas y de la musculatura de la pantorrilla, misma que debe tener la fuerza necesaria para bombear sangre y para garantizar que solo suba y no baje, explica el Dr. Enrique Santillán, angiólogo especialista de Essity.
Las siguientes recomendaciones –que podemos llevar a cabo desde casa— favorecen directamente nuestra circulación y nos ayudan a prevenir padecimientos.
La actividad física diaria es sumamente importante. Podemos hacer sentadillas, subir y bajar escaleras o incluso caminar dentro de nuestra casa para ayudar a mantener una adecuada circulación de las venas.
La OMS recomienda que los adultos realicen 30 minutos de ejercicio al día. Existen diferentes plataformas y múltiples aplicaciones que ofrecen rutinas para diferentes niveles, entre ellas están las de yoga, pilates, baile, entrenamientos de cardio y hasta de box.
Mantener una dieta balanceada nos ayudará a estar en nuestro peso ideal y no aumentarlo de manera progresiva para así poder propiciar que el regreso de la sangre al corazón sea el adecuado, lo cual aunado a no olvidar beber mucha agua para mantenernos bien hidratados nos permitirá alejarnos de diversas enfermedades circulatorias como la trombosis.
La mala circulación en las venas se debe al mal funcionamiento de las válvulas que ayudan a llevar la sangre en una sola dirección que es hacia arriba, eso quiere decir que se entorpece la circulación de la sangre, provocando la acumulación de ésta en las piernas, desencadenando síntomas como dolor, pesadez, ardor, comezón hasta la aparición de várices, hinchazón, cambios de coloración rojo o café en la piel e incluso una herida conocida como ulcera varicosa.
Las personas con problemas de circulación tienden a tener una piel poco hidratada, así que la aplicación de crema hidratante diariamente nos ayuda prevenir la formación de úlceras.
Además, una forma fácil para activar nuestra circulación, por ejemplo, en las piernas, es realizar masajes con nuestras manos que vaya de abajo hacia arriba y así también aligeramos algunas incomodidades como la pesadez.
La terapia de compresión es la aplicación de una fuerza circunferencial que se envuelve sobre una estructura tubular (como las piernas), de forma uniforme con el propósito de dar soporte, fuerza, efectos antiinflamatorios y mejorar la circulación de las venas.
Utilizar medias de compresión, de grado médico (15-20 mm Hg), favorece el flujo sanguíneo y esto lo veremos reflejado al sentir nuestras piernas más ligeras.
Durante estos días no hay que olvidar cuidar de nuestras piernas y estar atentos a cualquier síntoma que se presente como el cansancio, la pesadez, el ardor, dolor e hinchazón. A través de estas sencillas acciones protegemos nuestra circulación y consentimos nuestras piernas. Si las molestias llegan a persistir, debemos acudir a un angiólogo.
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