No es realista dejar de consumir comidas preparadas, pero recuerda que, cuantos menos ingredientes lleve una comida, más saludable es (a menos, claro, que el principal sea azúcar o mantequilla).
Las frutas y verduras que se congelan rápidamente en las fábricas conservan más nutrientes que muchos de los alimentos frescos o enlatados.
Come zanahoria rallada en vez de papas fritas; empieza la comida fuerte del día con una ensalada mixta, o pide pizza con verduras extras. Recuerda la regla de oro de que la mitad de tu plato debe estar lleno de verduras. Esto significa que una cuarta parte puede incluir almidones y otra cuarta parte carne magra o pescado: la comida bien equilibrada que recomiendan los nutriólogos.
Para comer más fruta, congela rebanadas de plátano o uvas en una bolsa resellable, y así tendrás a la mano un tentempié refrescante.
Así no tendrás antojos y será menos probable que elijas alimentos con alto contenido de calorías, carbohidratos y grasas.
Son una rica fuente de pectina, una fibra soluble que ayuda a producir la sensación de saciedad. Un estudio realizado en Estados Unidos reveló que cinco gramos de pectina (contenidos en unas tres manzanas) bastaban para hacer que las personas se sintieran satisfechas hasta por cuatro horas.
¡Esto favorece la digestión! Coloca una o ambas palmas de las manos sobre el vientre y masajea en círculos de izquierda a derecha, la dirección en que la comida se desplaza por los intestinos.
¿Consideras que tu dieta está balanceada, tiene una buena proporción de vegetales? ¿Harías algún cambio o la dejarías igual?