Menopausia, una oportunidad para mejorar el manejo de las emociones
Las alteraciones hormonales de la menopausia producen una serie de síntomas emocionales que pueden alterar tu vida si no te prepararas.
El malestar emocional que algunas mujeres experimentan durante el climaterio no depende únicamente de las fluctuaciones hormonales, sino que son el resultado de una compleja interacción de fenómenos biológicos, psicológicos y sociales. Para tratar de entender cómo afecta este proceso la salud emocional femenina, la terapeuta cognitivo conductual, Shoshana Turkia, aclara que a pesar de lo que nos ha hecho creer la sociedad, la menopausia no es una enfermedad. “Es un proceso de transición caracterizado por la reducción de progesterona y estrógenos” precisa.
La menopausia es el cese permanente de la menstruación, caracterizada por manifestaciones fisiológicas como la declinación de la secreción de estrógenos por pérdida de la función folicular. Es un paso dentro del proceso de envejecimiento reproductivo.
Este proceso físico que implica una transición metabólica en el cuerpo de las mujeres también tiene implicaciones emocionales. Pero para llegar a estas hay que entender lo que le está pasando a nuestro cuerpo, “porque las emociones son energía en movimiento para darnos mensajes”.
Por ello, dice Turkia, lo primero que debemos hacer para transitar las emociones intensas durante la menopausia es aceptar que es un proceso con un inicio y un fin y que se debe aprender a abordar las emociones para poder tener mejor manejo de nosotras mismas. Estas son las señales de que la menopausia ya viene en camino.
Primero debemos tener una aceptación radical de la realidad, porque al llegar a la menopausia el cambio está ahí, hagas lo que hagas el cambio está ahí y cuando alguien rechaza ese cambio lo primero que hay que trabajar es en la reconciliación con ese cambio que se está viviendo.
Por eso el primer paso es ponernos en paz con que nuestro cuerpo está cambiando metabólicamente —que esa ira tremenda, que esa tristeza profunda, que esa ansiedad— responde a un proceso metabólico que si bien puede ser tratado por un endocrinológo o un psiquiatra con antidepresivos y terapias de sustitución hormonal, hay que ir más allá de la cura de los síntomas.
Y para ello lo más recomendado es la terapia psicológica, pues con ella se llega al fondo.
Existen métodos muy puntuales para el tratamiento de la depresión y la ansiedad a través del proceso terapéutico, puntualiza la también maestra en Alta Dirección de Empresas.
La diferencia entre lo cognitivo conductual y otras metodologías de terapia psicoemocional es que esto es muy puntual, va sobre el cotidiano, porque lo que queremos es arreglar el presente para acomodar el resto.
En el caso de la depresión lo que tenemos que hacer es ir primero a la acción y después a la motivación. “Tenemos que actuar para llegar a la motivación aunque no se tengan ganas; debemos ponernos en movimiento.”
La terapia cognitivo conductual se caracteriza por una metodología clara, precisa, medible, con objetivos específicos.
Al inicio de cualquier sesión terapéutica pueden medirse niveles de tristeza, angustia, enojo e, incluso, de bienestar; ello permite empezar a nombrar las emociones y posteriormente hacer una escucha activa, empática donde se percibe no solo el mensaje verbal del paciente, sino también con su lenguaje no verbal.
“A partir de ello establezco una agenda terapéutica que me permita proponer e implementar un plan de acción para lograr la transformación radical, visualizando la mejor forma de obtener todos los recursos que necesitan para replantear su plan de vida.
Si existe ansiedad hay que llevar a cabo pequeñas exposiciones que nos recuerden y nos den evidencia de que somos un poquito más valientes, un poquito más poderosas, más fuertes de lo que nos acordamos, pues en esta etapa se potencializan particularmente dos emociones: el enojo y la tristeza.
“Si tomamos en cuenta que la menopausia es un cambio evolutivo y generacional en el que los vínculos afectivos positivos son el principal elemento para esta transición, debemos reconocer el valor que tienen las alianzas femeninas.
“Nuestra calidad de vida depende de la calidad de nuestras relaciones. No podemos olvidar la dimensión espiritual de la vida, lo cual no necesariamente tiene que ver con el reconocimiento de un Dios o una doctrina”.
Debemos recordar, dijo, que somos parte de un todo. Ese todo nos afecta y nosotros afectamos ese todo, así que la reconciliación viene desde un lugar espiritual.
“La terapia emocional renueva radicalmente el sistema de toma de decisiones para llevar al paciente a alcanzar una autonomía en sus cuatro vertientes: la económica, la emocional, la erótica y la espiritual.
Lo único que cesa durante la menopausia es la ovulación y con ello la capacidad de procreación, momento que puede servir para reconocer que las mujeres somos más que cuerpos gestantes.
“También sirve para darnos cuenta que estamos ante un gran umbral para deshacernos de lo que nos estorba, una gran oportunidad para poner un alto en el camino y decidir qué sí quiero seguir siendo y en qué me quiero convertir”.
Shoshana Turkia, quien está certificada en Acompañamiento Espiritual, explica que la menopausia puede ser la gran oportunidad para retomar sueños. “La tristeza es una energía que nos permite reformular nuestro día a día para que reestructuremos nuestra vida y retomemos retos”.
La terapia online y la interconsulta, considera la especialista, se han convertido en inmejorables opciones para lograr un acompañamiento integral durante las diversas situaciones que el enorme camino de la vida nos plantea.
En promedio, la menopausia aparece después de los 51.4 años. En México se presenta en una edad promedio de 47.6 años con un rango entre 41 a 55 años y se
observa que la edad de aparición está influida por factores genéticos y puede ser modificada por factores ambientales.