Sara Langill creció bajo el sol de San Diego, en California. Cuando no estaba jugando tenis, estaba jugando voleibol; si no, estaba corriendo. A sus 33 años, y por pasar tanto tiempo fuera, supo que debía protegerse más de la luz solar, aunque nunca pensó en tener melanoma.
“Tengo la piel bastante clara y los ojos también. Además de mis múltiples lunares, el cáncer de piel está en ambas partes de mi familia. Debí prestarle atención a estas señales, pero no lo hice”. Cuando el cáncer atacó, no tenía ni idea del peligro en el que se encontraba.
Con el fresco estilo de vida que intentó mantener hasta su adultez, Langill solía pasar todo su tiempo libre fuera de casa. “Si no regresaba un lunes al trabajo con alguna quemadura solar, no había tenido un buen fin de semana”, dice ella. Después de un partido de voleibol, una tarde, notó un pequeño enrojecimiento en una de sus piernas.
“Al principio parecía una pequeña bolita o una uva, así que no pensé mucho en ella”. Una amiga suya tocó el área y pensó que quizá tenía una hernia, así que le insistió para que fuera al doctor.
Langill fue con su médico de cabecera, quien le ordenó hacerse un ultrasonido. La imagen mostraba una masa en los nódulos linfáticos. Lo siguiente fue una biopsia. “Cuando me hicieron la biopsia, mi doctor me citó para ver los resultados. Sabía que no era una buena señal”. Los lunares y las pecas pueden ser una silenciosa señal de cáncer de piel.
La biopsia resultó positiva por melanoma 3B. Aunque Langill no sabía, este es uno de los tipos más peligrosos de cáncer. Pensó que el tratamiento sería bastante sencillo, pero muy pronto entendió que no iba a ser así. “Cuando comenzaron a hablarme de cirugías, injertos de piel y extirpación de los nódulos linfáticos, supe que mis viajes al dermatólogo no serían normales”.
Langill sólo entendió la gravedad de su tipo de cáncer cuando investigó más sobre él: “el melanoma es muy serio, y una vez que se ha esparcido es muy diferente. Si está en los nódulos linfáticos entonces se encuentra en la sangre y es microscópico, puede irse a cualquier lado. Ahora debo darle seguimiento de por vida; no desaparecerá nunca”.
Cada año, más de 95,000 personas son diagnosticadas con este tipo de cáncer. La población más afectada es la más joven –es muy común en personas de entre 25 y 29 años de edad.
Algunos factores de riesgo son la exposición al sol, las camas de bronceado, la historia familiar, la piel y el cabello claros. Los tratamientos pueden incluir cirugías, radiación, inmunoterapia y quimioterapia, entre otros.
Después de una cirugía para removerle los tumores alrededor de los nódulos linfáticos, Langill comenzó un tratamiento de inmunoterapia en la Universidad de California, en San Diego, como parte de su programa de pruebas clínicas. Los doctores determinaron que su cáncer se había originado en uno de sus lunares (que ya estaban por examinarle).
Langill interrumpió su tratamiento a los cuatro meses, pues los efectos secundarios estaban siendo devastadores para ella, aunque ahora su cuerpo está libre de cáncer. Aún así, ella y otros doctores continúan la vigilancia: “tendré que realizarme estudios cada tres meses durante los primeros dos años, luego continuaré con estudios una vez al año”.
Langill dice que se está concentrando en mantener fuerte su sistema inmunológico. “Ha cambiado todo para mí, desde cómo me alimento hasta mi estilo de vida. El melanoma te genera mucha culpa porque puede prevenirse. Ahora sé que el bloqueador solar no es milagroso, y que no es lo mismo que mantenerte en las sombra o usar ropa más protectora. Usar una sombrilla en la playa o quedarte en casa cuando hay mucho sol es más sencillo”.
Recientemente, Langill descubrió que tiene una gran pasión por contar su historia y educar a otros sobre cómo prevenir el melanoma. “Muchas personas me dicen, genuinamente, que irán a checarse. No le hago bien a nadie al mantenerme callada o al guardarme esta historia para mí misma. Quiero motivar a otros a que se cuiden y se prevengan, para que no tengan que pasar por lo mismo”, dice ella.
Tomado de rd.com My “Hernia” Turned Out to Be Stage 3 Melanoma
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