La primera copa menstrual se inventó en 1930 en Estados Unidos. Fue elaborada en caucho y a partir de 1970 se empezó a hacer de látex, pero se registraron reacciones alérgicas, así que para el 2000 se encontró un material totalmente inerte que no provoca ni alergias ni infecciones.
Es un dispositivo flexible que se adapta a los músculos de la vagina para recolectar el flujo menstrual. Este producto higiénico, al contrario de otros artículos menstruales, es reutilizable, ya que con un simple lavado está listo para su uso posterior, lo que le otorga una vida media de 5-10 años.
Estas copas son una alternativa de venta libre a las toallas sanitarias y a los tampones.
Existen distintas copas menstruales y todas vienen con instrucciones y dibujos para seguir paso a paso. Las copas pueden parecer un poco grandes, pero en la mayoría de los casos no se sienten una vez colocadas.
Lo primero es lavarte las manos y ponerte en una posición cómoda. Puedes agacharte, poner una pierna hacia arriba o sentarte en el inodoro con las piernas abiertas.
Las expertas recomiendan tener paciencia y no desistir si en los primeros intentos resulta algo molesto, no acaba de entrar o se producen pérdidas. Es importante empezar a probarla en casa en momentos de tranquilidad.
Si lavas la copa antes de colocártela asegúrate de enjuagarla muy bien, pues el jabón en la vagina puede causar infecciones por levaduras, entre otras reacciones.
Puedes introducirla mientras estás sentada en el inodoro; también puedes colocarte en cuclillas en la regadera, parada con una pierna sobre el borde de la taza del baño o la tina o acostada en el suelo con las rodillas flexionadas y las piernas separadas.
Trata de relajarte y de no tensar los músculos pélvicos, pues de ello dependerá que la colocación de la copa sea dolorosa o simple. Sé paciente, la primera vez que te la pongas será la más difícil, pero no te des por vencida. Si estás muy frustrada, toma un descanso e intenta otra vez.
Lo primero que hay que hacer con las manos y la copa limpias, es plegarla; existen diferentes formas de doblar la copa. Una vez plegada, se inserta en la vagina y se gira suavemente; hay que cuidar que se desplegué por completo la copa y cuidando de que se haya desplegado por completo.
Debe quedar más abajo que un tampón, pero sin que la base o el palito inferior que suelen llevar quede fuera de la vagina.
No duele, pero si causa molestia puede ser por varias razones:
Las copas suelen tener un ‘rabito’ o apéndice que ayuda a extraerla. Sustituye el cordón que acompaña los tampones. Según la forma de tu vagina, la copa se ubicará de forma natural más cerca o lejos de la “salida” (los labios) y nunca más allá del cuello del útero (que hará de tope).
En función de esto, te interesará cortar un poco el rabito para que no sobresalga, o dejarlo entero para poder “cazarlo”. Personalmente prefiero escoger marcas que tengan el apéndice largo para decidir yo si quiero cortarlo o no, ya que algunas marcas lo venden con una terminación muy corta.
No, de hecho hay menos peligro de sufrir problemas de sequedad, candidiasis y Síndrome de Shock Tóxico.
En general, la copa menstrual puede retener más flujo menstrual que un tampón y puede vaciarse con menor frecuencia que la necesaria para cambiar un tampón o una toallita higiénica.
Con el tiempo las mujeres aprenden cada cuánto tiempo tienen que cambiarla en función del día del periodo. Dado que los primeros días el flujo es más abundante, necesitando cambiarla cada 2-3 horas.
El tercer día de regla disminuye la cantidad así que puede vaciarse cada 5-6 horas sin que se desborde. A partir del cuarto o quinto día el flujo es tan reducido que podría llevarse 24 horas sin necesidad de vaciarla. Sin embargo, se recomienda no pasar más de 12 horas con ella.
Una copa menstrual bien insertada y de la talla adecuada no se nota: no sientes pérdidas, ni olores, ni dolor. Es como si no llevases nada. Para algunas mujeres es el complemento perfecto cuando menstrúan y quieren ejercitarse, pues en ocasiones las toallas o compresas se despegaban y movían, mientras que los tampones se llenaban más rápido con los saltos del deporte.
La copa menstrual es compatible con el uso del DIU
Al término del ciclo menstrual debe limpiarse con agua y jabón y luego hervirse unos tres minutos. Con el tiempo y el contacto del hierro de la sangre con la silicona podría tomar un tono amarillento, lo que no significa que este sucia, en simplemente consecuencia de su uso.
Para evitarlo, puedes limpiarla con pastillas especiales para esterilizar la copa menstrual.
¡Por ecología!
Según la información de #Vivirsinplástico una mujer usa más de 9,000 tampones o compresas a lo largo de su vida. En algún caso se multiplica por 2 dado que algunas mujeres usan tampón y toalla a la vez.
¡Y por economía!
Teniendo en cuenta que el precio de la copa menstrual se ha visto considerablemente reducido en los últimos años y que tiene una durabilidad de hasta 10 años, el ahorro es considerable en comparación con el gasto en tampones y compresas.
Toma tiempo acostumbrarse a usar una copa menstrual; los expertos dicen que tiene una curva de aprendizaje de unos tres a cuatro ciclos. Si tras varios intentos no te sientes, cómoda, olvídate de ella, no pasa nada y busca otro producto menstrual reutilizable.
Recuerda que en México la única copa menstrual que cubrió los requisitos para ser aprobada por la COFEPRIS es el producto denominado The Diva Cup.
Fuente: Woman in movement, Clínica Mayo y Planned Parenthood.
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