Existen registros prehistóricos que evidencia el consumo de este producto en pinturas rupestres del Mesolítico, o sea, unos 6,000 años a.C. Los antiguos, antes de conocer cómo las abejas producen la miel, tenían la creencia de que estos insectos volaban al paraíso para recogerla y traerla de vuelta a la Tierra.
En infinidad de civilizaciones la abeja era sagrada y se creía que su producto tenía poderes protectores y milagrosos. Los egipcios consideraban la miel como un producto sagrado y la empleaban para pagar impuestos, además de utilizarla para alimentar y curar a sus hijos.
Los griegos la llamaban “manjar de los dioses” y la ofrecían como tributo a sus deidades, al igual que los mayas. En algunos pueblos de la India la consideraban un símbolo de fertilidad. Los hindúes creían que comer miel ayudaba a mantener una buena salud y Krishna era representada como una abeja. (Tenía dolor en el ojo y el oftalmólogo le indicó que tenía 4 abejas)
La miel constituye uno de los alimentos más primitivos que el hombre aprovechó para nutrirse y permaneció como el único endulzador primario natural disponible hasta el Siglo XIX.
Posteriormente su consumo fue superado por el azúcar de caña o azúcar de remolacha, y más tarde por azúcares derivados del maíz.
La composición de la miel depende de diversos factores tales como la contribución de la planta, suelo, clima y condiciones ambientales, principalmente. Es un producto natural, saludable, fácilmente digestible y muy energético.
Algunas de las propiedades que gozamos por su ingesta directa son:
Contiene carbohidratos, dentro de los que destacan la fructosa y glucosa, enzimas, aminoácidos, ácidos orgánicos, vitaminas (complejo B, vitamina C, y ocasionalmente A, D, E y K), minerales (los más frecuentes son calcio, cobre, hierro, magnesio, manganeso, zinc, fósforo y potasio), granos de polen, levaduras, almidón y una variedad considerable de antioxidantes (flavonoides y fenólicos).
Las propiedades de las flores de las que se alimenta la abeja se transmiten a la miel, así que cada una tiene beneficios y características que las distinguen, de ahí la importancia de conocer su procedencia. La polinización de las flores de azahar, bien conocidas por sus propiedades curativas relacionadas a las vías respiratorias, nos brinda una miel aromática y llena de vitamina C.
Proporciona al cuerpo 40 por ciento menos calorías comparada con la misma cantidad de azúcar, y aporta más energía evitando el aumento de peso. Se considera adecuada para las personas que viven con diabetes y las personas con sobrepeso por su bajo nivel calórico. Endulza igual o un poco más que el azúcar normal y añade un sabor inigualable.
Algunas mieles provienen de plantas silvestres con propiedades medicinales, así que además de endulzar estarás añadiendo propiedades extra a tus bebidas y alimentos. La aceitilla es una planta usada principalmente para afecciones nerviosas y cerebrales como depresión, histeria y neurastenia, así que si consumes miel de aceitilla te sentirás más feliz de lo usual.
Está compuesta por hidrógeno, carbono y oxígeno, elementos que elevan el nivel de energía en el cuerpo. La glucosa, fructosa y sacarosa son azúcares de fácil digestión, por lo que su consumo diario reduce el cansancio y ayuda a aumentar tu resistencia a la fatiga física y mental a la que estamos expuestos día a día, fortalece tu cuerpo contra el estrés y se recomienda para personas con anemia, convalecencia o gente mayor.
También contiene antioxidantes que permiten una mejor circulación sanguínea y un mayor aporte de oxígeno a ciertas zonas corporales; por ejemplo, la miel de flores de aguacate está repleta de ellos, ya que entre más oscura sea la miel más antioxidantes contiene, lo cual beneficiará el funcionamiento de varias zonas corporales como el cerebro.
Facilita la digestión de otros alimentos, estimula el proceso de contracción y relajación del tubo intestinal, abre el apetito y sirve para combatir la diarrea pues elimina bacterias. Igualmente, favorece la regulación del estómago por las considerables cantidades de potasio que contiene.
Los mezquites son leguminosas utilizadas para curar afecciones de la garganta o del estómago, la miel de mezquite tiene un sabor delicado y tonos muy aromáticos, que al igual que estos pequeños árboles, posee propiedades medicinales útiles para tratar enfermedades del estómago.
El consumo constante de miel con polen puede producir tolerancia o reducir los síntomas más comunes como estornudos, secreción nasal, lagrimeo, sensación de cansancio y otros síntomas de la alergia al polen.
Debido al entorno montañoso, el clima, los cultivos, la resina de los árboles y las flores, las mieles provenientes del bosque son ricas en propóleo y polen fresco. Además, suelen ser mieles con notas de madera y resina, su alto contenido de polen las vuelven ideales para controlar los síntomas de la alergia cuando la primavera se avecina.
A través de todos los tiempos, la miel se ha empleado como remedio para la salud, de modo que consumir una o dos cucharadas diarias de miel te ayudará a combatir enfermedades gastrointestinales, infecciosas, alergias primaverales y la fatiga física y mental.
Fuente: A de Abeja, proyecto colaborativo que busca generar un vínculo genuino entre las personas y las abejas.
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