Mitos y realidades de las ensaladas
Son deliciosas, saludables y se pueden disfrutar en cualquier momento. ¿Pero qué nos aportan las ensaladas en materia de nutrición?
Contienen pocas calorías, aportan vitaminas A y B —que ayudan sobre todo a evitar los daños de los radicales libres—, y en general poseen un alto contenido de fibra, tanto parcialmente soluble como insoluble, lo cual significa que proporcionan una buena motilidad al intestino y evitan el estreñimiento.
Las ensaladas también ayudan a reducir los niveles de LDL (el colesterol de baja densidad que obstruye las arterias), tienen una acción diurética y suministran una cantidad adecuada de minerales, como potasio, fósforo, calcio y magnesio.
Como se prefiera; lo importante es comer vegetales. Las personas que tienen problemas en la dentadura o de digestión pueden consumir verduras cocidas suaves.
Sin embargo, quienes tienen una buena dentadura, o les gustan los sabores más naturales, pueden cocer los vegetales al vapor con muy poca agua, de modo que queden al dente o ligeramente crujientes.
Todas son recomendables. No obstante, si bien las ensaladas de verduras se pueden consumir en cantidad libre porque su valor calórico es bajo, el consumo de ensaladas de frutas debe restringirse a porciones pequeñas, que no excedan de una taza al día.
El consumo calórico promedio de un plato grande de ensalada de verduras crudas (como lechuga) o cocidas (como chayote o calabazas), es de entre 25 y 50 calorías.
En cambio, medio plátano aporta 60 calorías, lo mismo que media manzana y una taza de papaya. Entonces, si comemos un coctel de frutas grande, estamos hablando más o menos de 300 o 400 calorías.
Si además agregamos amaranto, granola, avena y miel, incrementamos aún más el valor calórico.
¿Cuál es tu ensalada favorita y qué beneficios te aporta?