Respuesta: Es nuestra primera fuente de energía para las actividades que iniciamos en el día. Recordemos que despertamos luego de un ayuno prolongado de ocho horas o más, y nuestro organismo se encuentra en una etapa de estrés debido al descenso de energía por la falta de alimento.
Durante el sueño no contamos con el aporte dietético de proteínas y aminoácidos necesarios para la síntesis de neurotransmisores. Esta deficiencia de niveles adecuados de vitaminas y minerales, junto con la baja de glucosa, es lo que nos provoca fatiga, apatía y sueño, afectando nuestro rendimiento en general.
En cambio, un desayuno con la cantidad correcta de carbohidratos y proteínas promueve la secreción de insulina, hormona que estimula la síntesis de enzimas que intervienen en la formación de neurotransmisores. De este modo, estamos en condiciones para realizar trabajos físicos e intelectuales.
R. A ambos. En los niños ocasiona que disminuya su atención y su aprendizaje en la escuela; en los adultos, este mal hábito favorece la colitis y la gastritis, porque los jugos que segrega el estómago van irritando sus paredes ante la falta de alimento para digerir.
También favorece la irritabilidad en la gente.
R. Sí, se provoca una mayor ansiedad cuando llega el momento de comer; buscamos alimentos muy grasosos o azucarados para calmarla. Esto favorece el aumento de grasa corporal.
R. Lo ideal es durante la primera hora después de levantarnos. No obstante, el estilo de vida y las grandes distancias para desplazarnos al trabajo, la escuela o a un desayuno de trabajo o con amigos, hace que se dificulte esta buena costumbre.
Aun así, podemos tomar al menos una colación nutritiva, que consista en fruta (al natural o picada, no en jugo) y frutos secos como nueces o almendras.
R. Una fuente de proteína (huevo, pollo, pescado, queso bajo en grasa, leche de soya, leguminosas), vitaminas y minerales (frutas y verduras frescas), y algún tipo de cereal (tortilla, pan, avena, amaranto, arroz).
R. Son parte vital de una alimentación equilibrada, pues se encargan de brindarnos energía.
También constituyen una fuente de vitaminas, minerales y fibra (esta última es indispensable para evitar el estreñimiento). Solamente debemos cuidar la cantidad que comemos, porque a pesar de que los cereales son nutritivos, favorecen el almacenamiento de energía, la cual se transforma en grasa corporal cuando se consume en exceso.
R. Los que no tienen conservadores, aglutinantes, colorantes, ni azúcares añadidos, como los granos enteros y los integrales; por ejemplo, arroz, arroz integral, arroz salvaje (muy alto en valor nutricional), maíz, amaranto, mijo, avena y avena integral, entre otros.
Las personas que no desayunan tienen una mayor probabilidad de presentar obesidad debido a que se someten a ayunos prolongados y cuando se recibe la primera comida el cuerpo responde acumulándola como reserva de energía.
Recuerda el desayuno forma parte de nuestros hábitos saludables y nos ayuda a empezar de mejor humor, no olvides tratar de realizarlo lo más completamente posible.
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