Paul Alexander, conocido como “Polio Paul”, falleció el 11 de marzo de 2024 a los 78 años en un hospital de Dallas, Texas, después de ser hospitalizado por COVID-19 el mes pasado. Alexander contrajo polio a los 6 años en 1952 y pasó 70 años de su vida conectado a un pulmón de acero, una máquina que le ayudaba a respirar. Este hombre era una de las personas más populares del planeta.
Su muerte fue anunciada en su página GoFundMe. “Paul fue un increíble modelo a seguir que seguirá siendo recordado”, dijo en la actualización Christopher Ulmer, quien había creado la página.
A su vez, también se visualiza un mensaje de Philip, uno de sus familiares que lo acompañó durante toda la vida: “Estoy muy agradecido a todos los que donaron para la recaudación de fondos de mi hermano. Le permitió vivir sus últimos años sin estrés”.
A partir de ahora se convertirá en una leyenda, ya que su historia de vida trascendió fronteras y llegó a diferentes latitudes. No es para menos, contemplando que enfrentó muchos desafíos desde que nació en 1946. Soportó el peor brote de polio en la historia de Estados Unidos, con casi 58.000 casos, en su mayoría niños.
Alexander se convirtió en un símbolo de esperanza y determinación para millones de personas en todo el mundo. A pesar de su condición, se graduó de la universidad, se convirtió en abogado y publicó dos libros. También fue un defensor de las personas con discapacidades y participó en numerosas actividades de recaudación de fondos.
La vida de Alexander no estuvo exenta de desafíos. A los 16 años, se le dijo que solo le quedaban cinco años de vida. Sin embargo, desafió las expectativas y superó todas las probabilidades. En 2014, Alexander fue reconocido por el Libro Guinness de los Récords como la persona que más tiempo había vivido en un pulmón de acero.
El pulmón de hierro emplea la “respiración de rana”, donde el paciente usa los músculos de la garganta para tragar oxígeno un bocado a la vez, empujándolo hacia los pulmones.
De acuerdo a un artículo de la BBC, Alexander pudo por fin respirar por sí mismo después de años, lo que le permitió abandonar el pulmón de acero durante breves periodos de tiempo. Como ocurre con la mayoría de los supervivientes de la poliomielitis, no se esperaba que viviera mucho tiempo.
Sin embargo, vivió durante décadas, mucho después de que la invención de la vacuna contra la polio en la década de 1950 hubiera erradicado prácticamente la enfermedad en el mundo occidental.
Debido al desarrollo de terapias respiratorias más modernas y a la eliminación de la poliomielitis en gran parte del mundo occidental, los pulmones de acero quedaron obsoletos en la década de 1960, cuando fueron sustituidos por respiradores. Pero Alexander siguió viviendo en el cilindro porque, como él mismo declaró, estaba acostumbrado.
La historia de Alexander es un ejemplo de esperanza y perseverancia. Nos enseña que incluso con una discapacidad grave, es posible vivir una vida plena y significativa. Su legado continuará inspirando a personas en todo el mundo.
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