La muerte materna es de las primeras causas de mortalidad entre mujeres de edad reproductiva a nivel global. Cada día mueren 830 mujeres en todo el mundo por alguna complicación en el embarazo, en el parto o en su puerperio.
Antes de la pandemia, la tasa de muerte materna fue de 31.2 por cada 100 mil nacimientos.
Las condiciones que impactan en esta cifra son:
La vulnerabilidad de las mujeres a la muerte materna se incrementa principalmente por factores socioeconómicos, como la educación y la residencia. Entonces, no es de sorprender que, en México, las poblaciones con menos recursos económicos y de salubridad sean las más afectadas en cuanto a las cifras de mortalidad materna.
Con la llegada del coronavirus, la muerte materna incrementó su cifra a 57.7 por cada 100 mil nacimientos.
Por esta razón, las mujeres embarazadas mayores de 18 años y con más de 9 semanas de gestación se definieron como un grupo prioritario en el Plan Nacional de Vacunación contra el covid.
Y, por si fuera poco, para el segundo año de la pandemia, es decir, durante el 2021, la muerte por covid-19 de mujeres embarazadas aumentó un 87% al pasar de 248 a 465 muertes, según la Secretaría de Salud.
Así, el coronavirus se posicionó como la primera causa de muerte materna en 2021, lanzando las peores cifras en dos décadas. Lamentablemente, esta tendencia no disminuyó al inicio del 2022, pues en tan sólo sus primeras semanas, se registró el fallecimiento de al menos 18 mujeres embarazadas o en puerperio.
Por otro lado, la muerte materna y el covid-19 no sólo están relacionadas desde la infección. Otros resultados también comprobaron que las condiciones de escasa disponibilidad de asistencia médica por la reconversión de hospitales públicos en Centros de Atención Temporales covid-19, impactaron en la cifra de los descensos.
Las dificultades para acceder a la atención médica, tanto para cuidados prenatales como para atención del parto, aumentaron notablemente por la priorización de la pandemia. Así como la deserción y la defunción de médicos y especialistas, tuvo fuertes repercusiones en el nivel de atención de partos y emergencias obstétricas.
A lo anterior, se suma el confinamiento a largo plazo, pues propició que las situaciones adversas tratables se desencadenaran en muerte materna.
Por otra parte, el temor al contagio y las restricciones para la movilidad, también contribuyeron a las complicaciones para lograr las revisiones médicas.
En 2020, 10,504 mujeres embarazadas en México dieron positivo. El riesgo de muerte materna al que estuvieron expuestas incrementó 22 veces más que a aquellas sin infección de covid-19.
A pesar de que la pandemia obligó a reestructurar la forma en que los servicios brindan atención como: el seguimiento remoto mediante uso de tecnologías de información; no debemos perder de vista que el acceso a estos medios no son una opción para todas las personas.
No es ninguna novedad, retomemos el punto previo: los factores socioeconómicos condicionan las posibilidades de las familias mexicanas.
Incluso, el hecho de poseer un termómetro y/o un oxímetro en casa, que para algunos podría resultar sencillo, ha marcado la diferencia entre la vida y la muerte de muchas otras personas.
Resulta más que evidente la necesidad de atención médica y obstétrica en el momento adecuado, con organización y eficiencia.
Es necesario garantizar el acceso a servicios de planificación familiar, atención calificada del parto, cuidados de emergencia obstétrica y a servicios para prevenir y atender enfermedades de transmisión sexual, claramente sin olvidar el VIH.
El Fondo de Población de las Naciones Unida (UNFPA) destina su trabajo para contribuir a la reducción de la muerte materna en México mediante tres pilares básicos:
Por otro lado, el UNFPA apoya diversas iniciativas lideradas por organismos gubernamentales y organismos de la sociedad civil. Estas iniciativas priorizan su destino a las poblaciones más vulnerables, donde las cifras de muerte materna son más alarmantes.
El UNFPA incita la participación de la comunidad civil para adquirir medidas de prevención contra la mortalidad materna. También busca la capacitación técnica de las y los prestadores de servicios de salud, sin perder de vista la parte intercultural.
Por otro lado, el UNFPA apoya el diseño y operación del Observatorio Nacional de Mortalidad Materna (OMM), una instancia independiente integrada por personas, organizaciones civiles nacionales e internacionales, agencias y fundaciones de cooperación técnica y financiera, instituciones académicas de investigación y de gobierno, con el objetivo de mejorar la prestación de servicios para contribuir a la reducción de la muerte materna en México.
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