Esto no se aprende en la universidad
Cuando dos policías encontraron a Fred Barley, de 19 años, dentro de una tienda de campaña en un jardín de la Universidad Estatal Gordon, en Barnesville, Georgia, se dispusieron a echarlo. Pero antes le preguntaron por qué estaba allí.
Fred contó que había viajado seis horas desde Conyers, Georgia, en la bicicleta de su hermano menor, cargando con todas sus pertenencias —la tienda de campaña, una bolsa de lona, dos galones de agua y una caja de cereal—, a fin de inscribirse en el segundo semestre del posgrado en biología que estaba cursando. Había llegado temprano para buscar un empleo, pero no tuvo suerte.
“Me pareció increíble”, le dijo después el agente Richard Carreker a una cadena de televisión. Conmovidos, él y su compañero le pagaron a Fred un cuarto en un motel. La noticia corrió, y pronto la gente estaba donando ropa, útiles y dinero para que el joven siguiera alojado en el motel; incluso le consiguieron trabajo en una pizzería.
Casey Blaney, una residente de Barnesville, abrió una cuenta en GoFundMe para reunir más fondos. En Facebook escribió: “Este joven hizo un viaje de seis horas en una bicicleta de niño bajo un calor abrasador. Eso se llama decisión”. En total se recaudaron 184,000 dólares, que irán a un fideicomiso para la educación de Fred.
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Niña bondadosa
Día tras día, de camino a la escuela, en Irvine, California, Khloe Thompson, de nueve años, veía a las mismas personas sin hogar. Su triste condición la inspiró para crear la iniciativa Khloe Kares (“A Khloe le importa”), a fin de mejorar la vida de los indigentes. Khloe cose bolsas de tela, las llena con jabón, champú, pasta de dientes y otros artículos de aseo donados, y luego sale a repartirlas.
“A veces me abrazan”, señala, refiriéndose a las personas a las que ayuda. “Otras veces me dicen: ‘Que Dios te bendiga’”.
El último vuelo de LouAnn
LouAnn Alexander fue sobrecargo de avión durante 34 años. Luego, cuando tenía 58 años de edad, le diagnosticaron cáncer de páncreas.
Esta animosa mujer, madre de dos hijos y futura abuela, de repente se vio haciendo planes para recibir cuidados paliativos. Su hermano mayor, Rex Ridenoure, quien iba en avión a visitarla, le pidió a una azafata (que resultó ser una ex compañera de LouAnn) que lo dejara hablar con los demás pasajeros.
Les habló de su hermana, e hizo circular su teléfono para que vieran fotos de ella; luego repartió servilletas y pidió que le escribieran algo a LouAnn. Noventa y seis personas lo complacieron.
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Algunas hicieron dibujos; una pareja hizo flores con las servilletas y los mezcladores. Pero la mayoría escribió mensajes: “Tu hermano hizo que te amara, aunque ni siquiera te conozco”. “Mi frase favorita de cuando tuve dos tumores cerebrales: ‘Eres más valiente de lo que crees, más fuerte de lo que pareces y más inteligente de lo que piensas’”.
LouAnn murió en abril del 2016, pero Rex nunca olvidará la solidaridad que encontró aquel día. “Me asombra y alegra que, dada la oportunidad, absolutos desconocidos lo ayudan a uno y muestran mucha empatía y afecto”.
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